La superficie dedicada a la producción ecológica ya supera el 10% de la total.

Por primera vez en nuestras islas parece que está habiendo un verdadero cambio de mentalidad respecto al modelo económico. Afortunadamente, empresarios y políticos se han dado cuenta que nuestro ritmo de crecimiento era insostenible y que nuestras frágiles Pitiusas ya no soportan más presión demográfica. Para atraer un visitante de calidad, es imperativo ofrecerles un producto de calidad y ello no pasa por más beach clubs o más cruceros, sino por proteger nuestro entorno.

El Consell d’Eivissa parece tener muy claro este último punto y es justo poner de manifiesto que se está haciendo un esfuerzo económico e institucional sin precedentes para ayudar al sector primario y vincularlo con el turismo. En 2020 el Consell invirtió 356.000€ para la recuperación y la consolidación del entorno agrario; en 2021 esa cifra creció hasta los 517.845€ y en este ejercicio está previsto incrementar esa partida hasta los 685.000€. Esto supuso que el año pasado aumetara un 94,20% la superficie labrada y un 80,98% la superficie sembrada. Fueron nada menos que 2.810 hectáreas de cultivo las que se beneficiaron de estas ayudas.

Hay motivos para la esperanza con datos como los de la agricultura ecológica. Cada vez son más los jóvenes que se suman a esta profesión. En una tendencia al alza, la superficie dedicada a la producción ecológica ya supera el 10% de la total con 966,62 hectáreas (un 22% más que en 2020).

Defender nuestra isla es precisamente poner en valor a nuestros agricultores, ganaderos, pescadores y cazadores. La senda que han marcado Joan Marí des Camp y el presidente Vicent Marí es la correcta, aunque queda mucha tarea para transformar el sector y crear una estructura sinérgica realmente rentable entre el campo, las cofradías, la restauración y la hostelería.