Hace unos días mi hija de 9 años me preguntaba preocupada por qué había una guerra entre Rusia y Ucrania, la verdad es que se hace difícil explicar a un niño el sentido de este terrible acontecimiento. Antes de nada, se ha de tener en cuenta que la sobreinformación que reciben    provoca que les lleguen noticias que por un lado quizás no saben gestionar y por el otro les pueden provocar angustias. A partir de los 7 años este tipo de horribles sucesos suelen ser permeables al interés de un menor y como consecuencia de ello pueden generar temor.    Veamos algunas indicaciones que nos ayudarán a tratar este doloroso tema.

En primer lugar, antes de comenzar a hablarles sobre el conflicto bélico es recomendable conocer la información de la cual disponen.    Hay que tener en cuenta que tipo de imágenes han visto, no solo en los medios de comunicación, también las compartidas por las redes sociales. Si han tratado el tema en el centro escolar o si la información les ha llegado principalmente de algún amigo, etc.

En segundo lugar, para evitar la sobreinformación,    hay que ajustar el contenido a su edad y adecuar la explicación a sus incertidumbres y/o intereses, es importante verificar qué quieren saber. De esta manera animarles a que ellos nos hagan las preguntas,    nos ayudará a proporcionar la información que necesitan conocer,    dar respuestas a sus inquietudes y ser un recurso de información fiable y cercano para ellos. Si no conocemos alguna respuesta podemos buscarlas conjuntamente en fuentes de documentación fiables.

En tercer lugar, ya tendremos información suficiente para establecer nuestro discurso y posicionamiento sobre el asunto. Si hemos percibido que el menor tiene temores o angustias es el momento de generar tranquilidad y seguridad, no desvalorizando el hecho sino desde las fortalezas que tiene a su alrededor.    Si expresa preocupación por las familias y los niños de Ucrania nos podemos involucrar como familia prestando ayuda a través de alguna ONG    que impulse acciones en el conflicto.     

En último lugar, es un buen momento para tratar y enseñarles conceptos como la tolerancia, el respeto o eliminar estereotipos relacionados con las razas, las culturas, las religiones, etc. También se puede    hablar sobre las discusiones, los conflictos, las peleas y las formas de solucionarlos.    Es decir, es un buen momento para educar en la no violencia y resolución de conflictos.         

Cuando los adultos nos comportamos    de una manera tan agresiva, absurda y dañina me viene a la cabeza una viñeta de Crunch donde un niño le pregunta a su madre. «Mami, ¿cuándo sea mayor podré portarme como un adulto o tendré que seguir portándome bien?»

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