'1984', de George Orwell.

A caballo entre Orwell y el maestro Berlanga, entre la neolengua, el gran hermano y la escopeta nacional. Decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas. Olvidar todo hecho que no convenga recordar, y luego, cuando vuelva a ser necesario, sacarlo del olvido sólo por el tiempo que convenga. Negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar ni por un momento de saber que existe esa realidad que se niega. Es el «doblepensar» orwelliano o una forma de hacer política cada vez más extendida y que domina como nadie el presidente Sánchez. Tiene más horas de vuelo que Jason Bourne o el mismísimo Bond, James Bond, y superaría la prueba de un polígrafo como el mejor profesional del MI6, el Mosad o la KGB. El último ejemplo lo escenificó el martes en la Cámara Baja.

«Hay que decir la verdad y no tratar de confundir a los ciudadanos. La inflación, los precios de la energía son única responsabilidad de Vladimir Putin y de su guerra ilegal en Ucrania». Así, sin anestesia, sin pestañear y sin despeinarse. Como si la inflación no estuviera por encima del 7 por ciento o la electricidad en registros históricos semanas antes de la sangrienta incursión rusa. El argumento ya se había difundido días atrás con gráficos chuscos en la televisión que pagamos todos. Cualquiera diría que vivimos entre el ‘1984’ de Orwell y la ‘Escopeta Nacional’ del maestro Berlanga. Orwell y Berlanga eran dos visionarios, dos avanzados a su tiempo, pero ni ellos habrían visto venir lo de la serie de Pedro Sánchez para mostrarnos su día a día en La Moncloa. Y es que cada vez estamos más cerca del Ministerio de la Verdad de Winston Smith con su correspondiente: «la guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza».