El alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz.

Critican al alcalde de Vila, Rafa Ruiz, por ser incapaz de administrar los fondos públicos. Tal vez sea la falta de imaginación o simples motivos austeros lo que le llevan a guardar los millones sobrantes en el banco. Pero el alcalde me da pavor cuando se lanza al derroche. La reforma del Paseo de Vara de Rey fue objeto de su megalomanía y el resultado, aunque fuera alabado por unos modernos arquitectos de Chicago, ha sido estéticamente catastrófico. Pero claro, ¿qué van a saber en Chicago de las delicias de un paseo mediterráneo?

Los políticos suelen ser muy peligrosos a la hora de gastar el dinero público. Si no saben qué hacer y tienen un exceso de capital, ¡que bajen los impuestos! Con eso ayudarían mucho a la economía isleña, pues la peña sabe perfectamente cómo gastar la pasta que gana con el sudor de su frente. Así pasa en Madrid, donde la Ayuso está llevando una revolución política, y el resultado es que la calle está vibrante y alegre, con unas terrazas abarrotadas donde es el hostelero y no el gobierno quien decide si permite fumar. Cuestión de libertades.

Mientras tanto el Colegio de Ingenieros de Caminos se decide a llamar la atención política por su desidia. Es una buena noticia, pues los técnicos saben mucho más que los ‘burrócratas’. Dicen, entre otras cosas llenas de seny, que la depuradora de Ibiza es una infraestructura híper necesaria (¡clama al cielo!). Y que urge aligerar la ratonera de salida y entrada en San Antonio (el túnel de la rotonda de Ses Païsses estaba inicialmente proyectado y es fundamental).
La política necesita hacer caso a los que de verdad saben en vez de contratar a dedo a sicarios de partido.