Solar ubicado en Talamanca. | Arguiñe Escandón

Ninguna de las administraciones implicadas en el pelotazo de Talamanca ha dicho esta boca es mía desde que Periódico de Ibiza y Formentera denunció cómo han posibilitado que un propietario vea multiplicarse el valor de su solar por arte de birlibirloque. Desconocemos en cuánto se ha revalorizado el terreno, puesto que el promotor, José Luis Perelló, no nos ha contado cuánto pagó por él. Pero sí explica que, gracias a la intervención de estas administraciones, ha pasado de poder construir un total de 140 metros cuadrados, a 280. Y, aunque intenta irse por la tangente, admite que el precio del solar y del proyecto ronda hoy los 4,5 millones de euros.

A Perelló, el Ministerio de Transición Ecológica, la Demarcación de Costas y el Ayuntamiento de Ibiza le han dado el mismo trato de favor que obtuvieron en 2000 quienes se vieron afectados por el deslinde, promovido, por cierto, por un Gobierno del PP. La diferencia entre aquellos propietarios y el promotor de Talamanca Mar SL es que los primeros tenían viviendas que habían sido levantadas en esta parte de la costa ibicenca décadas antes de que se tomara la decisión de revisar estos deslindes. En el solar de Perelló, que en aquellos momentos ni siquiera era suyo, no había ni un ladrillo.

El problema aquí no es el promotor. El problema es una Administración que tiene una doble vara de medir y que, en plena pandemia, cuando realizar cualquier gestión ante lo público era un infierno, actuó con una llamativa celeridad. Y esto ha tenido como consecuencia que un vulgar especulador pueda obtener de su terreno un millonario rendimiento. El pelotazo de Talamanca es una muestra más de lo que entienden políticos como Rafa Ruiz por «ciudad amable». Si tienes pasta, serás bienvenido. Si no, al carrer.