El domingo por la noche se celebró en Ibiza la primera edición de los International Influencers Awards con la presencia de destacados representantes de este mundo.

El fiasco en la organización de los International Influencers Awards es un episodio lamentable que debería llevar a una reflexión al presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, en la recta final de su mandato al frente del gobierno insular y cuando su pacto con Ciudadanos y Javier Torres goza, aparentemente, de buena salud como para concluir la legislatura sin sobresaltos.

Lo acontecido con los influencers invitados durante tres días a visitar Ibiza es sintomático de una mala planificación y peor control de un evento con un extraordinario potencial, que se malogró por una muy deficiente supervisión. Lo normal cuando los encargados de ejecutarla estaban más pendientes de tomar el sol y beber champán, como si ellos mismos fuesen los influencers y no los que pagaban el sarao y, por tanto, debían mostrarse exigentes con aquellos para que hiciesen lo que constaba en el contrato.

Se defiende Vicent Marí afirmando que el contrato se incumplió y que agradece que la empresa organizadora haya renunciado a cobrar, ya que eso es lo que confiaban que sucedería. Pero el presidente y conseller de Turismo cometerá un grave error si se queda sólo en eso y no toma medidas drásticas para que la consellera de Promoción Económica y Empresarial, Maria Fajarnés y el director insular de Turismo, Juan Miguel Costa, asuman su responsabilidad y se pongan las pilas. Vamos, que trabajen un poquito.

Ya sabemos que esta ha sido una legislatura muy complicada, que la gestión de la pandemia y sus catastróficas consecuencias de toda índole ha sido muy dura y que ha producido un lógico desgaste entre los gobernantes, muchos de los cuales están agotados y así lo manifiestan en privado, pero ninguno se va a su casa a descansar.

El viajecito en barco a Formentera y la fiesta en Lío era para los influencers, no para los políticos y sus parejas. Que luego pasa lo que pasa, que el evento, que más parecía organizado por Marta Díaz, Vicent Torres y el PSOE, resulta un fracaso. Y lo que había de dejarte en buen lugar, acaba dejándote magullado y sin poder levantarte del palizón que te has llevado, con razón.

Mismo equipo de inicio

Vicent Marí arrancó su mandato con fuerza y brío, adjetivos que definen su personalidad, pero cuando se van a cumplir tres años al frente del Consell d’Eivissa, podemos afirmar aquello de ‘arrancada de cavall i arribada d’ase’, dicho sea con todos los respetos.

De la lista de incumplimientos de su programa electoral, hablaremos otro día que el repaso forzosamente será extenso. Bien está que lleven al próximo pleno del Consell d’Eivissa un Reglamento de Simplificación Administrativa, pero ¿dónde queda la promesa de derogación del PTI que aprobaron PSOE y Podem-Guanyem en la pasada legislatura?

Lo mejor que puede hacer el exalcalde de Santa Eulària es hacer los cambios que resulten imprescindibles para no encajar más goles en su propio campo porque los defensores están cansados y se ponen a caminar cuando más deberían correr. Más de una se cree que llegará al final de la legislatura por pura inercia o por sus apellidos, o porque está convencida que irá de candidata del PP al Ajuntament d’Eivissa (también por la inercia de sus apellidos). Pero hace falta salir a ganar. Ganar votos, no bronceado. Y convendría que alguien le haga ver lo equivocada que está.

Sin oposición

Es posible que el equipo de Marí se haya relajado ante una oposición que no merece tal nombre, incapaces de jugar al fútbol ni a ningún otro deporte –por mantener el símil deportivo–, que raramente tocan un balón porque sólo intentan engañar al árbitro tirándose en el área para ver si pita penalti, porque esa es su única esperanza de marcar. Cuando no se tiene rival, se corre el riesgo de caer en la indolencia y es entonces cuando uno acaba metiendo goles en propia puerta.

Por si a los señores y señoras del PP se les ha olvidado, en nueve meses habrá elecciones. Conviene que recuerden eso y que, aunque en Ibiza haya mucha gente disfrutando del lujo, de las comodidades en hoteles de 5*, de su yate y del Moët & Chandon, hay gente que tiene que elegir entre comer o pagar el alquiler, que hay guardias civiles recién destinados en la isla que están durmiendo en su coche porque no hay forma humana de alquilar ni una habitación compartida. Pónganse a trabajar o si no les da la gana hacerlo, al menos no ofendan a sus votantes comportándose como influencers que hacen de la banalidad, la superficialidad y el postureo, su modo de vida.