Una imagen de la fiesta celebrada por Six Senses.

En Eivissa nos hemos vendido a la farándula y hemos dado cobijo a empresarios cuyo único interés en la isla es esquilmarla para llevarse los beneficios a otra parte.

Curiosamente, los que dan más lecciones de sostenibilidad y respeto son los depredadores más nocivos para los intereses colectivos de nuestra tierra. El ganador del premio «formigó», Six Senses, es probablemente uno de los mejores ejemplos de greenwashing y ausencia de escrúpulos.

La última de sus aberraciones ilegales (una más) ha sido montar una fiesta con altavoces de tres metros, camas y música a todo trapo en dominio público marítimo-terrestre. Sus infantiles soflamas de sostenibilidad son antagonistas de sus acciones: muelles ilegales que perforan el fondo marino, fiestas ilegales, crecimiento urbanístico desmesurado… Son, lo que mi admirado Jorge Montojo vendría a llamar ‘ecolojetas’. Ante su descaro, nos encontramos ante una Demarcación de Costas ciega e inactiva, que parece más centrada en perseguir al payés que arregla la escalera de su caseta de pescadores que de sancionar a estos grandes especuladores cuyas ilegalidades permanecen impunes. Poderoso caballero es Don Dinero.

El Ayuntamiento de Sant Joan no sólo ha constatado sus ilegalidades, sino que ya ha dado cuenta a dicho organismo sin que conozcamos la menor de las consecuencias. A su indecencia se suma la soberbia de creerse el ombligo de Sant Joan, cuando en realidad representan el peor cáncer que ha sufrido el municipio en décadas, perjudicando gravemente a los negocios de la zona al robarles su personal de manera legal pero sin la menor ética. Desafortunadamente, son muchos los empresarios que seguirán depredando la isla mientras sigan comprando voluntades a costa de nuestra calidad de vida.