Jesús enseña que el camino para conseguir la vida eterna consiste en el cumplimiento fiel de la Ley de Dios.

Los Diez Mandamientos que Dios entregó a Moisés son la expresión concreta y clara de la ley natural. La de Dios expresada en los Diez Mandamientos no puede cambiar, ni pasar de moda, ya que no depende de la voluntad del hombre ni de las circunstancias cambiantes de los tiempos. Cuando el doctor de la Ley pregunta a Jesús cual es el mandamiento principal de la Ley, el Señor contesta: el Mandamiento principal es amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo cómo a ti mismo.

¿Quién es mi prójimo? – preguntó el escriba. Entonces, Jesús expone la hermosa parábola del Buen Samaritano. En esta parábola, Nuestro Señor demostró el amor de Dios hacia nosotros, en que envió a su Hijo a ser víctima de propiciación por nuestros pecados. San Juan en su primera carta nos dice: Queridos, si así nos amó Dios, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Esta parábola deja claro quién es nuestro prójimo: cualquiera que esté cerca de nosotros- sin distinción alguna de raza, de amistad o de estado social, etc.- y necesite nuestra ayuda. Se trata de amor en acción, de amor con obras. Esta misma compasión y amor de Jesucristo hemos de sentir nosotros, los cristianos, sin pasar de largo ante las necesidades ajenas.

Una concreción de amor al prójimo está plasmada en las Obras de Misericordia: las espirituales y las corporales. Con esta disposición queda muy claro cómo hay que amar al prójimo: teniendo misericordia con él, compadeciéndonos de sus necesidades. Esta compasión tiene que ser eficaz, concreta, debe manifestarse en obras de entrega y de servicio, no puede quedarse en solo sentimiento. El mandamiento más importante que es el amor de Dios conlleva el amor al      prójimo y la ayuda que se le debe prestar. El grado de amor al prójimo expresa el grado de amor a Dios. El que no ama a Dios a quien no ve, ¿cómo puede amar al prójimo al que ve todos los días?

Pidamos confiadamente, compasión, ternura y amor por la intercesión de la Virgen del Carmen., para saber amar a todos.