Aprovechando que esta temporada se ha presentado de una manera muy optimista para la isla, no queremos dejar pasar la oportunidad de resaltar la importancia de actuar con conciencia siempre, estemos o no de vacaciones. Ibiza y Formentera cobran vida en verano de una manera increíble y notoria: según el Institut Balear d’Estadística somos un 50% más de personas que hace 25 años, contando a residentes y turistas.

Es de esperar que dicha estacionalidad también genere un impacto superior en nuestros residuos. Hoy nos centramos en uno muy concreto, de los más pequeños y que sin embargo, genera un impacto enorme en el planeta: las colillas.

Las cifras que manejamos cuando hablamos de un residuo que ocupa tan poco espacio asustan: 6,5 trillones de cigarrillos son consumidos al año en el mundo. Los restos de 4,5 trillones de ellos - filtros, trocitos de papel o hebras de tabaco- acaban en el medio ambiente. Los datos los aporta la Organización Mundial de la Salud y -es más- según Surfrider Foundation, los restos de cigarrillos ya forman parte del 40% de los residuos que se encuentran en el Mediterráneo.

Hay algo que resulta obvio: las colillas contaminan tanto como los plásticos.    Las colillas están formadas por acetosa de celulosa, es decir, plástico. Los filtros pueden tardar hasta 10 años en descomponerse y cuando por fin lo hacen, también liberan sustancias que han absorbido: nicotina, arsénico, plomo… Si le sumamos que los peces lo ingieren y que por lo tanto entra en la cadena trófica para acabar en nuestro organismo, no hay nada positivo que podamos decir al respecto.

Cubren las aceras, la arena de las plaas, las encuentras paseando por la montaña y flotando en el agua de ríos y mares. Es obvio que tenemos un problema, tanto por parte de la falta de control y regulación, como compromiso por parte de las propias empresas productoras de estos residuos.

No queremos dejar pasar la importancia de una sociedad educada para generar o no residuos: existen países donde tirar cualquier desecho al suelo resulta en una multa para el infractor. Y alejándonos del hecho de que una ley te obligue a ser un buen ciudadano, existen muchos lugares donde tirar un residuo al suelo está muy mal considerado.

Por todo ello, además de hacer un llamamiento a la ciudadanía en general a la hora de deshacerse de sus pitillos de una manera más considerada, queremos aprovechar este espacio para pedir a las administraciones que valoren una ley con el foco puesto en este problema. Las iniciativas e ideas que existen y se ponen en práctica, como el programa «Platges sense fums» son necesarias, pero como podemos observar, además de la intención necesitamos una ley y que se vele realmente por el cumplimiento de la misma. Es esto, o seguiremos yendo a las maravillosas playas ibicencas a disfrutar de un baño rodeados de cigarrillos.