Los franceses, cuando en un espectáculo o en un acontecimiento deportivo se han agotado las entradas, dicen que se va a jugar ‘à guichets fermés’ (taquillas cerradas). En España, cuando un acto cultural o de otro tipo es gratis, se dice en la invitación que es ‘entrada libre hasta completar el aforo’. O sea que si es algo que va a despertar interés hay que espabilar para que no le den a uno con la puerta en las narices diciendo ‘lo siento, está completo’.

Pensaba esto hace unos días cuando me encontré por enésima vez en un embotellamiento en la autopista de Andratx tratando de llegar a tiempo a mi cita médica y lo trasladé al sector turístico. No hay duda de que la entrada en nuestras islas es libre para cualquier visitante y difícilmente podría ser de otra manera, pero ¿llegaremos a colgar el cartel de completo o a cerrar la ventanilla? Pues no sé qué decirles, pero al paso que vamos la famosa calidad de vida de Mallorca va a desaparecer por el desagüe.

Es innegable que una economía basada en el turismo no puede cambiarse de la noche a la mañana y además, a lo mejor no conviene que cambie. Pero si tenemos más demanda que capacidad de absorción, algo tendremos que hacer, digo yo. Si la población de las islas en 2035, según previsiones del INE, será el doble de la de 1985, o sea cerca de 1.400.000 habitantes y seguimos batiendo récords de vuelos en el aeropuerto y de cruceros en el puerto, tendremos que poner el letrero de ‘completo’, mal que nos pese y entonces, sin cambio de modelo, habremos llegado a la catástrofe.

Nadie quiere un colapso de la economía ni de las islas como puede ser una cola de 4 kilómetros para entrar en Valldemossa en un día cualquiera o que para ir a coger un avión haya que tomárselo con el doble de anticipación porque nunca sabes como vas a encontrar la autopista. Es urgente que responsables políticos se olviden de las elecciones a corto plazo y que empresarios piensen más allá de las tres próximas temporadas para empezar a diseñar un plan estratégico a muy largo plazo que nos asegure la supervivencia y nos proporcione calidad de vida, siempre que el cambio climático nos lo permita. Esa es otra, pero para otro día.