Niños en la puerta del colegio. | Daniel Espinosa

Con el inicio del curso escolar también comienzan las actividades extraescolares, se suelen elegir a partir de los gustos, las necesidades y las opiniones de los padres e hijos. La oferta de extraescolares cada vez es más amplia y diversa, así podemos encontrar actividades de tipo físico-deportivas, artísticas-creativas, formativas-académicas, ambientales-naturales y lúdicas-culturales.

Uno de los factores importantes es el horario, no hemos de olvidar que parte del origen y desarrollo de estas se produce para conciliar la vida familiar y laboral. Las extraescolares «ayudan» a gestionar las dificultades de conciliación que tienen algunas familias, pero que los hijos pasen muchas horas al día en el centro escolar y en las actividades extraescolares, imposibilita de base parte de la función educativa-relacional-familiar.

Otro criterio, es elegir actividades extraescolares con el fin de reforzar los aprendizajes curriculares como inglés, matemáticas, informática, repaso en general. Sería bueno que este tipo de extraescolares tengan un carácter más transversal. Es decir, modelos de aprendizaje más lúdicos e informales. ¿Después de vuestras horas de trabajo, os gustaría pasar la tarde haciendo lo mismo?

Quién participa en la actividad extraescolar es otro de los factores que suelen influir en los menores. Para el niño puede ser más motivador compartir actividades con su amigo que el propio contenido de la extraescolar. Pero sería interesante posibilitar al menor, a través de la actividad, de entornos favorables para su desarrollo, abrir el abanico de amistades a los hijos es una buena estrategia para que afronten las presiones de grupo. Así los chicos tendrán sus amigos de clase, los del baloncesto, los de música, etc. Evitando limitar sus amistades a un solo grupo.

También la actividad extraescolar nos puede ayudar a potenciar características de la personalidad del menor. Bien sea para fomentar habilidades innatas en ellos, con objetivo de desarrollarlas intencionadamente: si el chico es muy ágil le apuntamos a un deporte o baile, si dibuja bien le apuntamos a pintura, etc. O bien para adquirir habilidades que le ayuden a desarrollar sus competencias personales y sociales: el chico es tímido le apuntamos a teatro para eliminar la vergüenza, si es muy nervioso le apuntamos a actividades enérgicas, etc.

Sería interesante tener en cuenta que las actividades extraescolares principalmente deberían servir para que los menores se diviertan, aprendan de una forma no tan reglada, les ayuden a satisfacer sus intereses, obtengan gratificación y éxito, etc. como complementos a aprendizajes más reglados, estructurados y formales que tienen en el sistema educativo.

Todos y todas necesitamos actividades de distensión para desarrollarnos de manera placentera, por eso es muy importante que éstas sean elegidas voluntariamente, que sean de interés para el participante, que nos ayuden a desconectar y sobre todo que sean muy gratificantes.

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