Imagen de archivo de la entrada del Congreso de los Diputados. | Joaquin Corchero / Europa Press

El contraste de ideas y de opiniones en el escenario político es algo lógico y hasta necesario en una democracia. La existencia de diferentes partidos garantiza la posibilidad de que la ciudadanía con sus votos decida cada cuatro años quién quiere que les gobierne a través de las diversas instituciones existentes. Unos tienen la función de dar su apoyo a los que gobiernan y, quienes están en la oposición, la de controlar la gestión de esos ejecutivos a diversos niveles.

Ahora bien, todos ellos, los que ostentan los gobiernos y aquellos que están en la oposición, ocupan sus cargos en representación de todos aquellos votantes que en su momento decidieron darles su apoyo. Por lo tanto, unos y otros deberían tener muy presente a la hora de desempeñar sus funciones, que no solo se deben a sus partidos y que también se deben a sus votantes.

Esa es la pura teoría, pero la realidad nos viene demostrando que, desafortunadamente, es muy distinta. Y si nos ceñimos a la realidad de nuestras queridas Pitiusas, vemos que a día de hoy la política parece estar muy lejos de la problemática más cercana de quienes residimos en ellas. Estamos en época de presentación y tramitación de presupuestos y al hilo de ellos acostumbran a producirse rifirrafes verbales entre quienes ocupan cargos políticos en representación de sus partidos respectivos.

Precisamente esa circunstancia, la de defender o criticar esos presupuestos en función de si tu partido gobierna o está en la oposición, parece que es la única función de esos representantes, olvidándose generalmente de hacer política de cercanía, es decir, trabajar por resolver cuanto antes problemas que sean puramente locales y que afectan de forma directa a aquellos que en su momento les votaron. Unos y otros manejan en sus intervenciones y ruedas de prensa los argumentarios que sus formaciones políticas les preparan, para defender unos y criticar los otros los presupuestos en cuestión.

Este año no es una excepción y llegado el último trimestre del año ya tenemos la obligadas ruedas de prensa alabando o criticando los Presupuestos Generales del Estado. Y no deja de ser curioso que nuestros representantes en Madrid, diputados/as y senadores/as están prácticamente desaparecidos durante la mayor parte del año, con escasísimas apariciones de alguno/a y ninguna de otro/a, pero llega la publicación y tramitación de los presupuestos en octubre y aquí están como siempre, defendiendo o criticando unas cifras de las que no vamos a saber nada más el resto del año. Y lo que es peor, que suelen difuminarse esas cifras y quienes las defienden o critican.

Entre tanto, en nuestras islas seguimos sufriendo las consecuencias de numerosos problemas que se arrastran desde hace años y por lo que conocemos ninguno de nuestros representantes en Madrid trabaja, lucha y se parte la cara para que se resuelvan cuanto antes. Solo por poner algunos ejemplos. ¿Cuántos años hace que está en fase de ejecución la nueva depuradora de Ibiza? Y, entre tanto, continuos vertidos de residuales a las aguas del puerto. ¿Cuántos años hace que están en marcha las obras del nuevo parador de Dalt Vila? Y seguimos esperando su inauguración. ¿Cuántos años hace que tenemos problemas de conectividad aérea con Madrid durante el invierno? Y año tras año persisten sin visos de solución.

Es cierto que los presupuestos para 2023 contienen importantes mejoras, con partidas y programas específicos que beneficiaran a pensionistas y aquellos que tienen enormes dificultades para hacer frente a la crisis, pero con eso no basta ya que de eso se beneficiarán los pensionistas y aquellos que pasan por dificultades en toda España. Entre tanto, lo estrictamente local que depende de Madrid sigue en el aire. Reseñar también que la actual oposición del PP es lógico que se muestre crítica con lo que hace el Gobierno, pero ¿qué lógica tiene que se les critique por, según ellos, no atender a las necesidades de la población ante la grave situación de crisis económica y energética y cuando se proponen planes de ayuda para combatir ambas cosas sistemáticamente vienen votando en contra?

Está claro que unos y otros deberían rendir cuentas ante sus electores y no solo antes sus partidos. Algo no está funcionando.