Un instante del acto de presentación. | Arguiñe Escandón

Durante la presentación de los amistosos que disputará la selección española femenina de fútbol en Ibiza la próxima primavera, lo cual, todo sea dicho, reveló en exclusiva Periódico de Ibiza –una vez más–, Rafa Ruiz, alcalde de Eivissa, estuvo torpe. Tras un inicio de discurso en el que aprovechó para hacer campaña citando a una Elena López que, al igual que Patronato Municipal de Deportes que preside, lleva meses y meses en el ojo del huracán por decisiones y actitudes impropias de quienes representan a una ciudadanía que merece algo mejor, señaló que su hija le preguntó si las chicas juegan al fútbol en Ibiza y la llevó a ver un partido del Gasifred de fútbol sala. Vamos bien (ironía ‘on’).

El fútbol y el fútbol sala son deportes distintos y mezclarlos nada más y nada menos que en la presentación oficial de unos partidos de la selección absoluta nacional femenina del deporte rey, con el presidente de la RFEF delante, no es precisamente lo más adecuado o acertado. Parece mentira que haya sido concejal de Deportes de Eivissa. Y es que su ejemplo sería igual que el de mi sobrina en caso de que me preguntara si aquí se juega al tenis y yo la llevase a un partido de tenis de mesa por no decir de pádel. ¿Qué tienen que ver? Salvo una parte de nombre,en el caso del primero, poco.

Son deportes distintos y así lo transmití en Twitter, porque me sigue pareciendo desacertada la intervención del alcalde de Vila. Después de eso, me hicieron llegar un tuit de una persona afín al PSOE que parece seguir la misma metodología que otros del partido, actuando como perro de presa en las redes y exhibiendo cierta falta de respeto en sus palabras. Menudo ejemplo ante la ciudadanía.

«Le han puesto el nombre [al fútbol sala] por postureo», justifica, entre otras cosas. Vamos, que son similares porque su nomenclatura tiene la palabra fútbol. Aquí es cuando, si estuviera en Twitter, añadiría yo el emoji del chico que se pone la mano en la frente.

Yo he tenido el placer en mi juventud de ser jugador federado en la Primera Andaluza de la extinta FAFS y seleccionador del combinado femenino de Córdoba, además de haber cubierto en prensa finales de Supercopa o Copa de España. Por tanto, me siento en la necesidad de explicar algunas de las razones por las que son juegos totalmente distintos. Sí, porque el hecho de que lleve la palabra «fútbol» en su denominación no significa que sean iguales, de la misma forma que Rafa Ruiz y Rafa Nadal no tienen absolutamente nada que ver pese a tener el mismo nombre.

Tampoco el hecho de que a los dos se juegue con los pies con el objetivo de en marcar un gol en una portería es argumento suficiente para aseverar que no son deportes diferentes, porque sería como decir que el waterpolo y el balonmano son similares por jugar con las manos y buscar goles en una portería o que el tenis y el tenis de mesa son parecidos porque usan una herramienta para hacer puntos esquivando una red. No. Todos ellos son deportes completamente distintos en todo: reglas, estrategia y requisitos físicos y técnicos.

Como veo que hay cierto desconocimiento al respecto, procedo a realizar alguna que otra aclaración. ¿Por qué el fútbol y el fútbol sala son deportes distintos? En uno juegan 11 y hay un límite de cambios; en otro, participan cinco con infinidad de sustituciones; uno se juega en un terreno de juego de césped de unos 100 metros de largo y otro, en una pista -generalmente de parqué o goma- de 40 de largo, con anchuras también distintas como es lógico; las porterías miden 7,32x2,44, en uno, y 2x3, en el otro; en el deporte rey, si te expulsan a un jugador, lo pierdes todo el partido, mientras que en el fútbol sala se juega dos minutos menos en inferioridad numérica antes de recuperar al quinto hombre salvo que te marquen un gol, caso en el que vuelve a recuperar un efectivo; en uno utilizan sistemas como el 4-4-2, 4-3-3 o 3-5-2, por ejemplo, cosa totalmente imposible y distinta en un fútbol sala donde la disposición táctica tiene menos variedad por jugar con menos del 50 por ciento de deportistas y donde no se producen centros laterales ni juego directo, por citar algo, sino que prima un sistema de rotación, diagonales y otra serie de estrategias como, por ejemplo, la de atacar de cinco con portero-jugador; en el fútbol se hacen los saques de banda con la mano y en el fútbol sala, con el pie; en el fútbol hay un árbitro principal y en el fútbol sala, dos; en el deporte rey la duración de un partido es de 90 minutos (más tiempo de descuento y un intermedio de 15 minutos) a reloj corrido, mientras que en el fútbol sala, mucho más intenso por contar con recorridos más cortos para generar peligro, son 40 minutos a reloj parado con un descanso de 10 minutos. Pero, bueno, si todavía siguen siendo parecidos, que baje Dios y lo vea.

Al César lo que es del César. Yo siempre he sido defensor del fútbol sala y doy fe de que no se le puede comparar con el fútbol. ¿Pero qué se puede esperar de quienes han llegado a enviar a un equipo de rugby a entrenar en una pista de fútbol sala o van dando lecciones de búsqueda de igualdad cuando al fútbol sala femenino lo maltratan en Vila? Pero eso ya se los contaré otro día.

Por cierto, señor alcalde, en Ibiza las chicas, a día de hoy, desafortunadamente no juegan a fútbol a nivel federado, por si no lo sabía, y nunca le he visto hacer nada a usted ni a los suyos para cambiar la situación. Normal que se marchase a ver un partido del ‘Gasi’, porque, además, si se llamara CD Ibiza, que también tiene equipo femenino a pesar de cómo lo tratan, ni se asomaría por la pista o se alejaría como cuando ve a un directivo rojillo por la misma acera. Por tanto, no sea hipócrita tratando de quedar bien con palabras como «Eivissa debe ser también referente en la igualdad en el deporte» y aplíquese el cuento, que las palabras se las lleva el viento.