Una imagen del Pleno celebrado este jueves en el Ayuntamiento de Ibiza. | Daniel Espinosa

Rafa Ruiz le ha visto las orejas al lobo. Sólo así se explica el golpe sobre la mesa que el alcalde dio ayer durante el pleno del Ajuntament d’Eivissa, asumiendo las críticas de la presidenta de la Asociación de Comerciantes de Isidor Macabich, Marta Tur. Hartos del trato denigrante dispensado desde el consistorio por las concejalas Elena López y Desireé Ruiz Mostazo, hasta calificarlo de denigrante, con motivo de las obras que se llevan a cabo desde el mes de marzo y que les han afectado gravísimamente, el primer edil de Vila ha pedido disculpas, algo auténticamente inaudito. Ruiz dice asumir los errores y promete ayudas económicas a los afectados, muchos de los cuales están en la ruina porque por mor de la actuación municipal en plena temporada turística, apenas han facturado y están sin poder ni siquiera pagar el alquiler de sus locales y negocios. Pero que nadie se engañe.

Ruiz abandona momentáneamente su característica arrogancia porque el año que viene hay elecciones y no le conviene ir a las urnas con tanta gente cabreadísima y con razón. De ahí que ahora admita que las cosas no se han hecho como es debido, aunque sin cesar a las responsables de este descomunal desaguisado. Ahora incluso se muestra dispuesto a apartarla de la gestión de las obras en Isidor Macabich si hay nuevas quejas, para ponerse él al frente. Lo dice pero no lo haría jamás y más les valdría a los comerciantes, porque no puede mostrarse como la solución de nada, quien ha consentido que se llegue a esta dramática situación. Ruiz es el causante del desastre y no puede ya ponerle remedio. Mejor humillarse, pedir disculpas y seguir como hasta ahora.