Imagen de archivo de un vapeador. | Pixabay

No te lo vas a creer, pero fumar no solamente no pasará de moda, los jóvenes seguirán creyéndose guais por exhalar humo a la cara de sus congéneres, sino que lo harán con unos artificios eléctricos llamados vapeadores. Será una nueva vuelta de tuerca al consumo del tabaco de toda la vida; igual de adictivo, de cancerígeno y de contaminante que el que tú has rechazado siempre, pero tendrá sabores y lo vestirán de menos nocivo para seguir engañando a sus acólitos.

Como ahora los anuncios de este veneno están prohibidos, será algo que se inventarán para colárnoslo como inocuo e, incluso, como una herramienta para dejar poco a poco los pitillos, pero será la misma mierda vestida de colores. Al menos puedes estar tranquila porque cuando superes los 40 años estará prohibido su consumo en prácticamente todas partes: transportes públicos, lugares de trabajo, hospitales, centros educativos, restaurantes, cines e, incluso, en las terrazas de los bares, ‘gracias’ a una pandemia en la que morirán casi tres millones de personas en todo el mundo, pero esa es otra historia de la que, incluso, publicarás un libro.

La verdad es que alucinarías si pudieses hacer un viaje en el tiempo convirtiendo el Simca de tu hermano en un particular DeLorean. En 2022 estaremos enganchados a los teléfonos móviles, que serán mucho más increíbles que cualquier ordenador que imagines, y en los que no solamente nos llamarán, sino desde los que leeremos la prensa, tendremos servidores más potentes que cualquier enciclopedia y nos convertirán en adictos a una cosas que se llama redes sociales y en la que publicaremos nuestras fotos, pensamientos y estados de ánimo.

Los famosos también sucumbirán a estas herramientas y sabremos de ellos desde lo que comen hasta la marca de su ropa interior. Puede que suene bien, pero es una esclavitud, porque nos los vendieron como una aleta de libertad gracias a la cual podríamos nadar y estar conectados desde cualquier lugar del mundo, pero que al final nos tiene 24 horas trabajando y disponibles como cajeros automáticos desde los que extraernos la vida.

También hay cosas buenas, no te asustes, por ejemplo, tendremos acceso a toda la música que podamos imaginar desde ellos y podremos escucharla dónde y cómo queramos. Además, aunque con ello te haga un spoiler, que significa que te destripe final de la película como te hacía Román, el amigo de tu hermano, siempre que os encontrabais en el cine, la mayoría de los grupos que te molan seguirán tocando cuando seas mayor e, incluso, te harás amiga de algunos y tendrás la suerte de cantar con ellos, ¡flipa!

También puedes estar tranquila, cursarás la carrera de periodismo, con buenas notas, trabajarás en varios medios y en varias ciudades y terminarás montando una agencia de comunicación en Ibiza, una isla que tiene mucho más que fiesta y playa y de la que te enamorarás sin remedio. También publicarás tres libros y un cuento (sí, lo de antes no era broma) y tendrás dos perros.

Si hacemos un análisis de la madeja de sueños que tejimos juntas entre los 15 y los 22 años, te podría decir que se habrán cumplido todos al 99% y que también harás cosas que ni siquiera te atrevías a imaginar como viajar a países lejanos, montar en globo o bucear entre corales. El futuro no será tan flipante como en las pelis ni dará tanto miedo, pero hay una cosa que se llama cambio climático, que está pasando por nuestra codicia y mal uso del entorno, que amenaza con cargárselo en menos de 50 años y, a pesar de eso, la gente seguirá siendo tan crédula como en los 90 cuando negaban la evidencia del agujero de ozono que habíamos provocado y que, tranquila, logramos revertir y se está cerrando. Por ahora esto no es como Dune y todavía no hemos empezado a esquilmar otros planetas tras destrozar el nuestro pero, al ritmo que vamos, las películas de ciencias ficción y las distopías se están convirtiendo en oráculos.

Con este artículo epistolar que te envío desde otra línea temporal trazada en las páginas de este Periódico, como en la Casa del Lago, solo quería hacerte sonreír y tranquilizarte. Como tú defendías con vehemencia, nunca probarás las drogas ni fumarás porque, como auspicias, esta chorrada de los vapeadores a ti te la refanfinflará, pero alucinarás con lo exótico que resulta que decidas no atentar contra tu cuerpo. Seguirás siendo pedante escribiendo y hablando y tendrás tu propia columna de opinión los domingos. Por cierto, Keanu Reeves y Sandra Bullock acaban de anunciar que se enamoraron en 2006 mientras rodaban aquella película y nunca se lo confesaron el uno al otro. Seguro que este final no te lo esperabas.