Qué Govern más raro éste que se enmienda a sí mismo el documento político más trascendente del año, el proyecto de presupuestos. Al menos así lo han anunciado Més y Podemos, partidos que forman parte del Ejecutivo que preside por el PSOE Francina Armengol. Por extravagante que pueda resultar, el hecho es que el Govern aprueba y envía al Parlament su propuesta de números públicos para el curso próximo y, al mismo tiempo, parte de quienes han aprobado el documento ya manifiestan su disconformidad con algunos aspectos, que serán enmendados.

Luego, unos y otros, harán bandera de su capacidad de diálogo y, como en el estrambote cervantino, fuese y no hubo nada. La cercanía de las elecciones, seis meses y días para la convocatoria local y autonómica, obliga a los partidos más débiles de la coalición de gobierno, Més y Podemos, a enviar señales de vigor reconocibles a sus acólitos con el fin de no perder comba. En la política nacional se especula con la fecha de ruptura de Pedro Sánchez con Podemos como maniobra de preparación de las elecciones generales. En Baleares, el proceso no será tan traumático. Unas salidas de tono que permitan titulares llamativos y poco más, que no hay que hacerse excesivo daño, porque PSOE, Més y lo que vaya a quedar de Podemos, o lo que venga después, se van a necesitar, si se diera el caso de revalidar la coalición de izquierdas, aunque en la actualidad no sopla el viento de cola, a diferencia de hace cuatro años.

Así se explica la artificiosa polémica sobre la promoción turística. Mientras la máxima representación del Govern marcha a Londres a cantar las excelencias de Baleares, y la magnífica temporada desarrollada, y las mejores perspectivas del inmediato futuro (hará lo propio en las citas de Berlín, ITB, y Madrid, FITUR), Més plantea como ‘imprescindible’ dejar de hacer promoción turística en las grandes ferias internacionales. El presunto encontronazo ha dado pie a una de esas frases que conviene enmarcar y respecto de la que es difícil dilucidar si se trata directamente de una tontería. La pronunció el vicepresidente del Govern, Juan Pedro Yllanes, en funciones de portavoz al estar los titulares en la capital británica: «No soy capaz de decir que estén allí haciendo promoción turística», sino evidenciando que el Govern tiene en cuenta el turismo y etcétera.

Por cierto que el exceso de triunfalismo del Govern recibió un cubo de agua helada por parte de la Federación Hotelera de Mallorca que cuestionó las previsiones relativas a la ampliación de la temporada y apuntó a la falta de respuestas – «ningún plan del Govern a corto o medio plazo»- ante problemas estructurales como la movilidad o el transporte público. Al margen, las consecuencias del VAO del ínclito Iván Sevillano van a ser un juego de niños en comparación con el caos que van a provocar las obras del Passeig Marítim que han de comenzar la semana que viene y van a durar un mínimo de veinte meses.

En fin, que cuando las cosas se pongan serias de nuevo apelarán a su disposición a entenderse y superar los problemas, como virtud que se auto atribuye la izquierda; pero el diálogo solo es entre los más o menos iguales, entre los mismos socios de Govern, o únicamente con aquellos que les dan la razón. Al resto, se siente.