Imagen de archivo de una estación de tren de Mallorca.

Esta misma semana se han hecho públicas las cifras correspondientes al dinero que procedente de los presupuestos generales de la Comunidad Autónoma han de llegar a Eivissa el próximo año 2023. Sin duda hay que partir de la excelente noticia que supone el hecho de que la aportación global se vea incrementada un 25% respecto a la de 2022; sin embargo no todo es, como pudiera parecer, música celestial; ya que nuestra isla sigue sufriendo uno de los agravios mas vergonzantes que tienen lugar a nivel autonómico.

De todos es conocido que uno de los grandes problemas que venimos arrastrando desde hace años y que últimamente se ha visto agravado, es el de la movilidad terrestre. En esta cuestión, nadie, absolutamente nadie, se está ni tan siquiera acercando a la gestión mínimamente exigible. Ni el Govern, ni el Consell, ni los ayuntamientos están tratando esta problemática con la seriedad y contundencia necesaria.

Y como nada cambia, un año más se repite la burla imperdonable desde la capital balear hacia nuestra isla y de nuevo vemos que para el Govern Balear en materia de transporte terrestre solo existe Mallorca. A pesar de ello, también se repite una tímida y ridícula reacción de contrariedad por parte del Consell Insular ante semejante ofensa. Vamos, lo de siempre y con el mismo resultado, seguimos abandonados y se nos sigue tomando el pelo descaradamente y; cada año desde Palma se vienen repitiendo los mismos argumentos caducos para tratar de justificar esta constante tropelía.

Se supone que al igual que el resto de Consells Insulars, Eivissa tiene que apañarse para gestionar todas las áreas que son de su competencia con la aportación anual que llega desde Palma en aplicación de la Ley de Financiación de los Consells. Esta teoría que parece de lo más solida, pierde consistencia cuando se ve claramente que no todas las islas juegan con las mismas cartas; ya que Mallorca, además de recibir lo que le corresponde como financiación, que por cierto también se ha visto incrementada como el resto de las islas, recibe paralelamente una lluvia de millones de euros específicamente para su transporte público terrestre, aportados por la Consellería de Mobilitat del Govern.

Evidentemente ello provoca una situación injustificable a todas luces, por más que desde el Govern se empeñen en querer darle un aire de normalidad y legalidad. En Mallorca juegan con cartas marcadas y se quedan con toda la inversión que la citada Consellería, por cierto en manos de un ibicenco, destina en los presupuestos a la movilidad terrestre.

Por poco que uno rasque en los entresijos de las partidas presupuestarias, aparecen datos y detalles realmente escandalosos. Se puede ver como por vía de transferencias corrientes y transferencias de capital se aportan directamente algo más de 75 millones de euros a Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM) y otros más de 36 millones al Consorci de Transports de Mallorca. En total, algo más de 112 millones del dinero de todos los contribuyentes de las diferentes islas, solo para el transporte terrestre de Mallorca. Para el resto de islas, nada de nada; tan solo el desprecio más absoluto.

Y ha de quedar claro que todo ello nada tiene que ver con el color político de quien este gestionando desde el Govern, ya que ni la derecha ni la izquierda han hecho nada para rectificar semejante desaguisado, cuando han tenido el ejecutivo autonómico en sus manos.

El origen del agravio enquistado hay que buscarlo en el año 1998, año en el que Menorca, Eivissa y Formentera aceptaron el traspaso de las competencias en transporte terrestre, mientras que Mallorca las rechazaba. Desde entonces en esta última isla, es el Govern quien gestiona y financia en exclusiva la movilidad terrestre y, el resto de islas tienen que apañarse con ridículos presupuestos propios.

Menorca, Eivissa y Formentera cometieron el error de aceptar una competencia sin una partida económica justa o suficiente que la acompañara y, desde entonces ningún partido, sea del color político que sea, ha sabido o ha querido modificar y reconducir semejante injusticia y agravio comparativo.

Desde Palma seguirán buscando argumentos a cual más absurdo para seguir sin hacer absolutamente nada. Desde Eivissa tampoco va a cambiar nada si no se plantan definitivamente y todos los partidos a una ponen a Palma entre la espada y la pared. Basta de lloros, va siendo hora de actuar, sea cual sea la consecuencia a nivel personal de los políticos. Eivissa lo merece.