Momento de la votación de los presupuestos. | Daniel Espinosa

Los partidos «bisagra» con muy pocos votos logran ser decisivos en la gobernabilidad de las instituciones y, además, deciden si el fiel de la balanza se decanta a la derecha o a la izquierda, según les convenga a ellos en cada momento, lo cual es un grave peligro para la democracia. Sobre todo, cuando se comportan irresponsablemente y deciden exigir cuotas de poder muy por encima de lo que le correspondería por los votos obtenidos en las urnas. Acostumbran a tener una voracidad desmedida en la asunción de áreas de gestión para usar a su voluntad el dinero público para mantener fieles a aquellos pocos que les votan (algo más de 400 vecinos).

Joan Torres, el edil del Pi-Proposta per les Illes en el consistorio de Portmany, expulsado del equipo de gobierno por votar en contra de los presupuestos, manejaba él solito seis o siete áreas municipales, entre ellas vías y obras públicas, transporte y comercio. Acaparaba para sí mucho más poder que el 2º teniente de alcalde, José Ramón Martín, de Ciudadanos, quien harto de soportar la situación de tiranía de Joan Torres, ha decidido salir del equipo de gobierno manteniendo su acta de concejal, lo que obligará a Marcos Serra a gobernar en solitario, únicamente con los votos del PP. Que el presidente del Pi-Proposta per les Illes, Tolo Gili, diga que antes de echar a Torres, Marcos Serra debería haber convocado una reunión, demuestra su soberbia. También pudo él haberse reunido con sus socios antes de tirar los presupuestos de Portmany por la borda y optó por lo que acostumbran: imponer la tiranía de egoísmo y mediocridad de Joan Torres, otra forma de corrupción tan propia de la bisagra. Y es que Torres no ha tenido socio de gobierno a quien no haya chantajeado por el placer de humillarles públicamente. Así es él.