Después de haber defendido durante meses y con gran beligerancia que bajar impuestos era una receta errónea, que no solucionaría la crisis por la inflación desbocada que estamos padeciendo, el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos hace suya la propuesta del PP y baja los impuestos. Los ministros de Pedro Sánchez se mofaban en el Congreso y el Senado de los que osaban pedir que se bajara el IVA del gas del 21 al 5 %. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, llegó a decir que la medida era inviable porque Europa no lo permitiría. Meses más tarde, en septiembre de 2022, el presidente del Gobierno anunció la bajada impositiva.

Lo mismo ha sucedido ahora con el IVA de los alimentos de primera necesidad, excluyendo la carne, el pescado y las conservas. Sánchez anunció el día 27 de diciembre un nuevo paquete de medidas para intentar reducir el coste de la cesta de la compra. Entre las citadas medidas, la que el PP venía exigiendo desde meses atrás, entre el desdén y la burla de la mayoría de la investidura. Luego se preguntarán por qué el presidente del Ejecutivo carece de toda credibilidad. Las veces que ha dicho que no se haría una cosa y finalmente, se ha hecho, es incontable. Pero sucede que yo mismo fui a comprar ayer a un supermercado de Vila y el IVA seguía en el 4 %.

Una mujer mayor se lamentaba a la cajera, quien se excusaba diciendo que la rebaja aún tardará días en hacerse efectiva. «Eso aún no ha entrado en vigor, eso tardará que es un lío», decía la empleada. Y la clienta le respondía: «Ningún lío. Es no cobrar el IVA, que cuando sube algo, lo cobran enseguida, pero cuando baja, es un lío. Siempre igual». Seguro que las autoridades ya han comenzado a expedientar a los establecimientos incumplidores. Segurísimo.