Comidas para entregar a los usuarios de Cáritas estas Navidades. | ARGUI ESCANDON

Cáritas no da abasto. Pese a que los récords de llegadas de turistas se suceden año tras año y los datos de afiliados a la Seguridad Social en esta época del año son muy reseñables, hace tiempo que tener trabajo en Eivissa ya no es sinónimo de prosperidad y cada vez son más las familias que acuden a Cáritas para pedir cualquier tipo de ayuda.

Esta ONG de la Iglesia católica calcula que más del 20 % de las familias ibicencas están en riesgo de exclusión social y esperan un incremento de la demanda asistencial por la elevada inflación y la escasa oferta de vivienda a precios razonables. La cola de gente a la entrada de Cáritas los días en que hay reparto de alimentos es la cara oculta de una isla conocida en el mundo entero por sus playas y su ocio nocturno. Trabajadores cuyos salarios no dan para cubrir los gastos y necesitan de la ayuda de instituciones como Cáritas para subsistir.

Su director, Joan Torres, ha realizado un llamamiento al empresariado ibicenco «que tan buenos resultados de negocio está obteniendo en esta isla de encanto, fiesta y diversión». La cuota de socios sólo cubre el 3 % del presupuesto y el déficit en 2022 ha sido de 234.000 euros.