Rosa Rubio en el Ayuntamiento de Ibiza. | Arguiñe Escandón

El Gobierno del socialista Rafa Ruiz ha arremetido contra este periódico por publicar que su concejala de Seguridad Ciudadana, Rosa Rubio, ha sido denunciada ante la Fiscalía y en la Oficina Anticorrupción de Baleares por la supuesta desaparición de una multa de tráfico. A estas alturas, a mí ya no me sorprende cómo actúa este alcalde cuando publicamos algo que no le gusta ni saber hasta dónde es capaz de llegar en sus intentos de revancha. Pero sí admito que le tengo cierto miedo porque me da la impresión de que ni él ni quienes le rodean tienen muy claro dónde están los límites.

Es norma del Gobierno de Ruiz y de sus cargos de confianza no contestar a nuestras peticiones de información cuando estas se refieren a temas que pueden ser polémicos. Una estrategia poco inteligente, además de torticera y cero democrática. Cualquier gobernante honesto y eficiente tiene claro que la transparencia es una obligación. Pero en can Botino esto no terminan de entenderlo.

Con este caso de la concejala Rubio, la cosa ha ido más allá. Ante las preguntas sobre esta cuestión, han preferido callarse para, una vez publicada la información, enviar a los medios un mail lacrimógeno y, a la vez, amenazante contra este periódico. Una actitud que denota, sobre todo, mala intención y, una vez más, un concepto de la democracia cuestionable.

La realidad es que Ruiz sigue la orden de Josep Marí Ribas Agustinet de no darle a los medios del Grupo Prensa Pitiusa ni los buenos días. Ningún socialista acepta ser entrevistado por la TEF y ningún socialista responde a las preguntas de este rotativo. Solo Ángel Luis Guerrero sigue teniendo con nosotros un trato exquisito, y viendo lo que le rodea, valiente. Yo entiendo que no le gustemos ni a Ruiz ni a Agustinet, pero lo tienen muy fácil para que no sigamos denunciando sus tropelías: no las hagan. Gobiernen como buenamente puedan y dejen de tomar el pelo a los ciudadanos. La mala praxis es la suya, no la nuestra.