"El mercado libre en el sector inmobiliario solo ha venido provocando constantes e indecentes subidas de los precios de los alquileres en nuestras islas." | Daniel Espinosa

Todos nos hemos preguntado en algún momento de nuestras vidas si con nuestro trabajo estamos haciendo aquello que siempre hemos deseado. Resulta indudable que la respuesta mayoritaria a esa cuestión es que una gran parte de la población trabaja en aquello que le proporciona unos ingresos suficientes para vivir más o menos cómodamente y se ha visto obligado a posponer o incluso a enterrar definitivamente esa búsqueda del trabajo de sus sueños.

En el mundo laboral en el que estamos inmersos, si se tiene en cuenta lo que acabo de señalar, encontraremos varios tipos de trabajos y, entre ellos podríamos señalar dos; los que nos apasionan, con independencia de los ingresos que podamos obtener por los mismos y los que se desempeñan únicamente por el sueldo que nos reportan, siendo muchas veces un cómodo y simple modo de vida.

En este último grupo de empleos, se puede englobar la función que desempeñan diversos cargos públicos en el mundo de la política. Dedicarse a la política, ha de ser algo básicamente pasional y para ello uno debe marcarse como objetivo prioritario luchar por el bien de la sociedad a la que se representa. Desgraciadamente no siempre es ese el objetivo de la labor que desempeñan nuestros representantes y en sus decisiones prima más la sumisión a los superiores, que la lucha por el interés general de aquellos que les han elegido.

En esta semana que se acaba y que ha estado muy marcada por el ocho de marzo como día internacional de la mujer y las polémicas surgidas en el seno del feminismo; no puedo dejar pasar una circunstancia de extrema relevancia para nuestras islas. En concreto me refiero al debate y votación en el Congreso de Diputados en Madrid de una propuesta para limitar los precios del alquiler en nuestra Comunidad Autónoma.

No podemos ni debemos olvidar que la propuesta en cuestión, la presenta el Parlament de les Illes Baleares, donde fue aprobada con los votos a favor de PSOE, Podemos y Més. Reseñar que como ya es por todos conocido, la vivienda es el gran problema que atenaza y amenaza a nuestras Illes Balears y con mayor y especial saña a nuestras Eivissa y Formentera. No me cansaré de repetir hasta la saciedad si es necesario, que solventar el enorme problema de la vivienda en nuestras islas, requiere de medidas valientes y atrevidas, ya que no se puede esperar los años que son necesarios para que la construcción de VPO aporte resultados positivos.

El mercado libre en el sector inmobiliario solo ha venido provocando constantes e indecentes subidas de los precios de los alquileres en nuestras islas. Es por ello que aprobar una normativa que regule y ponga orden en el desbocado mundo de los alquileres es más que urgente en para nosotros. Sabedores de que la medida de limitar el precio de los alquileres no la puede tomar sin más el Govern Balear, es por lo que se propuso desde la Cámara Balear trasladar la propuesta a la Cámara Legislativa Estatal.

Y es aquí donde salta la sorpresa y nos encontramos con que el mismo partido, el socialista, que en Baleares aprueba la iniciativa, es el que la rechaza en la Cámara Baja en Madrid, sumando para ello sus votos en contra a los del PP. Los socialistas en Congreso, le han dado la espalda a los suyos en las islas. Para ello han utilizado el peregrino argumento de que en la capital de España ya se está tramitando una ley de vivienda con la que se pretende atajar la problemática habitacional.

Lo cierto es que esta ley lleva varios años negociándose y a pesar que cada vez que se pone sobre la mesa la problemática de la vivienda, aparece la posible cercanía de un acuerdo entre los partidos que apoyan al actual Gobierno, lo cierto es que existen obstáculos que parecen de difícil resolución y, es precisamente la regulación de los precios del alquiler el obstáculo principal.

Ahora mismo lo que subyace en toda esta cuestión, es el ninguneo real que practica Madrid en cuanto a las peticiones que llegan de su propio partido en las islas. Resulta especialmente grotesco, que los propios diputados de las islas, elegidos por los que en ellas vivimos, se acojan al manido concepto de la «disciplina de partido», para votar en contra de lo que pide la sociedad a la que representan. Que los diputados socialistas por nuestras islas en el Congreso, se opongan sin rubor a la propuesta defendida y aprobada por sus compañeros de partido en el Parlament, resulta realmente triste y dice muy poco a favor de los políticos a los que en su momento votamos para que nos representaran.

Ha de quedar claro que no se trata de una cuestión de izquierdas o derechas, ya que estos últimos ni siquiera están por la labor de aprobar ningún tipo de medida regulatoria; se trata de la nula relevancia real que desde Baleares se tiene en cuanto a lo que se decide en Madrid. Pedir el voto a los de aquí, para hacer solo lo que interesa allí, no es lo que cabe esperar de nuestros representantes.