"La primavera es una época gozosa en las Pitiusas." | Pixabay

La primavera es una época gozosa en las Pitiusas. Su bendita naturaleza actúa como un bálsamo para el espíritu, sana y estimula el apetito vital, tendiendo naturalmente a cachondeos, escarceos y otros meneos. Tierra bendita influida por Bes para todos los pueblos que vinieron a conquistar para acabar siendo seducidos, desde los fenicios al pack turístico. Su naturaleza será fundamental para fortalecer el Ser por encima del Tener ante la tremenda crisis social que continuamente amenaza el globo económico, allá donde el terrorismo financiero o las prácticas ludópatas del casino bancario (es una simple cuestión de codicia) están a la orden del día.

La banca española parece estar bien blindada. Con las crecientes comisiones de Shylock que cobran por guardar el dinero ajeno, no extraña a nadie. Atrás quedó la quiebra y rescate de las antiguas Cajas de Ahorros, mandadas por políticos ineptos. Costó miles de millones y no hubo ningún responsable. Algo muy típico de lo cara que cuesta la emputecida clase política, que vive en inalterable bienestar y se retira con jugosas pensiones por unas semanas de curro.

¿Tendremos alguna vez una auténtica democracia, con unos políticos que sirvan antes de servirse y transparencia total en cuentas públicas? ¡Cuántos miles de millones podrían destinarse a cosas mejores si estuvieran decentemente administrados! Pero prefieren seguir con lo fácil: recortes y más impuestos ante una sociedad, harta o temerosa, a la que doman a multas.

El mejor antídoto contra tanto mamón y tanta incertidumbre, hoy como siempre, será un elixir de cultura, corazón y arte de vivir, lo que domina Ibiza y Formentera en primavera. Luego ya vienen los bárbaros.