Construyan viviendas ahora. | Imagen de Pawel Szymczuk en Pixabay

Estuve días atrás en Valencia, la capital del Turia, con motivo de las Fallas 2023. Sólo tiene uno que pasear por la ciudad y comprueba cómo ha cambiado el skyline, con la construcción de multitud de rascacielos para dar respuesta a la creciente necesidad de vivienda de la poblacion. La cuestión no parece tan complicada. Si hacen falta viviendas, se favorece que se puedan construir por parte de los profesionales y las empresas que se dedican a eso. Y no se esperan a que la gente malviva en caravanas o en sus coches, ni en infraviviendas alquiladas a precio de oro en lo que es auténtica usura. Antes de que la situación sea crítica, como ya lo es en las Pitiusas y comienza a serlo en Mallorca, se facilita la edificación otorgando permisos y liberando suelo urbano.

Pero en Baleares, donde somos los más inteligentes del planeta, los listos de la clase, lo hacemos al revés y presumimos de ser pioneros. Pioneros en el desastre, claro. Aquí la Administración se pone a hacer pisos para que reciban premios al diseño arquitectónico y a la sostenibilidad medioambiental. Como que eso no es lo suyo, pues lo hace escasamente, tarde y mal, pero salimos en las revistas de arquitectura, del mismo modo que salimos en los informativos nacionales porque los médicos, los policías y los profesores no tienen donde vivir. Nuestros políticos se hinchan como pavos al entregar cuatro llaves de VPO de alquiler a los pocos afortunados con los ojos llorosos que las reciben como si les hubiese tocado el Euromillón. Nos hablan de rehabilitar pero no se rehabilita. Hay muchas viviendas vacías, pero pasan los años y así siguen. Es la constatación del fracaso más absoluto, de la incompetencia encarnada en políticos. Con lo fácil que es construir. Pregúntenle a Ximo Puig o a Joan Ribó en Valencia. tambien son de izquierdas.