Uno de los primeros pacientes en recibir radioterapia en Ibiza, en una imagen de archivo. | Daniel Espinosa

Poco les importábamos los pitiusos a Mallorca a no ser por lo que recaudábamos y por este motivo, de transvase económico a Mallorca, la AECC pitiusa amenazó con dimitir y en el 2001 se produjo la primera escisión. El presidente Sr. Colomar con los veinte miembros de la directiva crearon la asociación IFCC (Ibiza y Formentera contra el cáncer) y por haber desacreditado la Sra. Martorell al presidente del Comité Asesor don Antoni Pallicer por reivindicar la radioterapia en Eivissa.

Mucho nos costó a los pitiusos conseguir la radioterapia.

Ya por el 2008, la presidenta de la AECC de Baleares, la Sra. Teresa Martorell, desaconseja, en un informe, que este servicio se implantase en el nuevo hospital de Can Misses y tuvo el respaldo del entonces conseller, socialista, de Sanidad y actual presidente del Parlament Vicenç Thomás, de infausto recuerdo, cuando decía que técnica y científicamente no se justificaba el servicio en Eivissa, claro está que Mallorca ya lo disfrutaba.

En noviembre del 2008, la Sra. Martorell quiso rectificar y vino a la isla con un informe de viabilidad y poco caso se le hizo, por no decir ninguno.

En el 2008 desaconsejaron este servicio, pero cuando en tiempos del Sr. Bauzá, presidente de la Comunidad de Baleares, fue concedido el galardón Ramón Llull al Movimiento pro radioterapia, en su afán de postureo, la Sra. Martorell se encargó de recibirlo sin el consentimiento de las asociaciones Pitiusas, cuando estas habían acordado renunciar al mismo, hasta que el servicio de radioterapia hubiese sido implantado en la isla. Se había solicitado que la concesión del reconocimiento se pospusiera a la puesta en marcha del servicio. Para los premios sí nos tuvieron en cuenta –y parece una falta de respeto– pero no para la radioterapia. Consideramos que era una tomadura de pelo que sin haber terminado el trabajo nos premiasen para taparnos la boca. El premio que esperábamos no era, en aquellos momentos, este.

La Sra. Martorell debía de pensar, el pensar no es saber, que el Sr. Bauzá la recompensaría por este gesto y la mantendría en el puesto político en el Consell de Mallorca como coordinadora del área de Menores de Familia e Igualdad del IMAS. Puesto no compatible con el de presidenta de la AECC de Baleares.

El ninguneo por parte del Govern Balear, que no del pueblo mallorquín, a los pitiusos, viene de lejos.

Este hecho fue puesto en conocimiento de la entonces presidenta del Consejo de la AECC, por este y por algún otro desaguisado se pedía la dimisión de la Sra. Martorell al frente de la Delegación de la AECC de Baleares.

El recibir el Ramón Llull fue el hecho que colmó el vaso y la AECC de Eivissa amenazó con dimitir.

Tenemos que recordar que en el 2008 el comité asesor ya dimitió en bloque y los médicos de la AECC se integraron en la IFCC, asociación que se creó a raíz del mal funcionamiento de la AECC.

En el año 2008 se habían recogido 40.000 firmas para la radioterapia, que con toda seguridad fueron a parar a la papelera de reciclaje.

En el 2015, los ocho profesionales que forman el comité de la AECC dimiten en bloque por la sistemática pasividad y connivencia del Consejo Ejecutivo Central ante las denuncias por la actuación de la Sr. Teresa Martorell y se creó una tercera asociación APAAC.

Leo últimamente en la prensa que la presidenta de la AECC de Ibiza, Da Carmen Villena, manifiesta que los estatutos son muy rígidos y no permiten compatibilizar cargos. Ya era hora de que se modificasen los Estatutos, igual podría decirme la fecha ya que en los años que la Sra. Martorell era presidenta tenía dos cargos. Dice también la Sra. Villena que con lo que se recauda en Eivissa no hay suficiente para atender a todos los que nos piden ayuda.

Será ahora, que no se recauda lo suficiente, ya que en el 2001 sobraban los millones y lo demuestra el hecho de desviarlos a Mallorca.

Considero que la unión hace la fuerza y que debería de haber una sola asociación para la defensa del cáncer para que en lugar de desorientar a los pacientes y familiares y crear conflictos que han dado lugar a montar asociaciones paralelas sirva para defender a los pacientes de oncología.

Todas las asociaciones cuentan con personal, como son administrativos, psicólogos, trabajadores sociales, fisioterapeutas, y ello hace que se multipliquen como pasa con la comunidades. De haber una asociación, esto no pasaría. Es mi particular opinión.