Uno de los perros que puedes adoptar en Sa Coma. | Daniel Espinosa

El Centro de Protección Animal de Sa Coma, dependiente del Ayuntamiento de Ibiza, afronta este 2023 que acaba de comenzar con optimismo gracias al descenso en el número de perros que esperan una oportunidad para ser adoptados, pero también con cierta preocupación debido al aumento de su población de gatos. Miguel Quiñones, veterinario del centro, aseguró ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que, «gracias a las últimas adopciones realizadas y a que cada vez se ven menos abandonos de camadas de cachorros», el año ha comenzado «más o menos bien» con, incluso, espacios vacíos en las instalaciones.

En este sentido, Quiñones destacó que durante estos últimos años el perfil de los canes que hay en Sa Coma ha cambiado significativamente pasándose de tener mestizos de distintos tamaños, edades y razas a que la mayoría sean de los que son considerados como perros potencialmente peligrosos. «Hasta hace poco tiempo teníamos cuatro o cinco. Actualmente llegamos fácilmente a los 30 y eso es un problema que no solo nos afecta a nosotros sino que según tengo entendido también ha llegado a otros centros en la Península», apuntó. Algo que, según el veterinario, se debe a la suma de varios factores. «Hubo un tiempo que se pusieron muy de moda sin saber los dueños los requisitos ni el papeleo que son necesarios para tenerlos y, a pesar de que pueden ser maravillosos, están tan estigmatizados que a la mínima muchas personas prefieren abandonarlos o darlos en adopción. Todo esto antes que centrarse en educarlos o socializarlos como harían con otro tipo de perros», explicó.

Gran labor de los voluntarios

Es aquí donde juegan un papel muy importante los voluntarios que acuden al centro a pasear a los perros los lunes, miércoles y viernes de 09.00 a 11.30 horas, y los martes y jueves desde las 15.30 a las 17.30 horas. Actualmente, gracias a Kathy, Francisca, Diego, Edu, Cecilia, Joan o Pedro «se vive un momento muy bueno consiguiendo que casi todos los canes puedan salir a pasear durante, al menos, media hora todos los días».

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A pesar de ello, Quiñones sigue llamando a la participación de la ciudadanía: «Hacerse voluntario es realmente sencillo porque solo hay que llamar a nuestro centro, informarse y luego seguir una serie de trámites muy fáciles en el Ayuntamiento de Ibiza que permitirán que nuestros amigos de Sa Coma puedan disfrutar de un mayor tiempo de ocio fuera de las instalaciones».
En este sentido, todos los voluntarios no pueden estar más contentos con su labor y el tiempo que pasan con Bubba, Dina, Lara, Tigre o Pumba. Entre los más veteranos está Joan, que llegó hace ya dos o tres años al ver un anuncio en la prensa. Se acabó sacando la licencia e incluso adoptó a Linda en Sa Coma. También hay novatos como la joven Cecilia, que debutaba este jueves, con una sonrisa en la boca, junto a su compañero Edu.

El problema de los gatos

No obstante, el Centro de Protección Animal de Sa Coma tiene ahora el problema del aumento significativo de la población de gatos que esperan ser adoptados. Nino, Billy, Pop, Lola, Venus, Juancho o Spaghetti son solo algunos de los más de 30 mininos que viven actualmente en este centro. «Tenemos muchos más de lo que ha sido normal durante estos últimos años y, además, el perfil también ha ido cambiando, siendo cada vez más mayores o con alguna enfermedad, lo que hace aún más difícil que encuentren una nueva familia», indicó el veterinario. A pesar de ello, Miguel Quiñones alertó del peligro de animarse fácilmente a adoptar sin tener en cuenta que estamos ante un animal que debe formar parte de nuestra vida durante muchos años, y que exige una serie de responsabilidades ineludibles.

«Es importante que la gente se anime pero, antes de lanzarse, yo recomendaría que tuvieran una reunión con el personal de Sa Coma para analizar todo tipo de factores, como la vivienda, el espacio disponible y el tiempo que se le puede dedicar. Posteriormente ver qué animal es el que mejor se adapta a cada circunstancia», apuntó.