Aprendiendo la receta del ‘sofrit pagès’ de la abuela Catalina. | Irene Arango

La carpa del pequeño pueblo de Santa Agnès acogió este jueves por la tarde un interesante taller de sofrit pagès, impartido por los responsables del conocido restaurante Es Rebost de Can Prats de Sant Antoni.

Concretamente, la actividad, incluida dentro del programa de fiestas de esta pequeña localidad perteneciente al municipio de Sant Antoni, fue conducida por la actual dueña del establecimiento, Cati Marí Prats, y el que es su cocinero y mano derecha desde hace más de 15 años, Claudio Vidal. Así, gracias a ambos, los asistentes pudieron aprender cómo cocinar este plato tradicional ibicenco siguiendo prácticamente todos los pasos de una receta casi ancestral que ya hacía con gran éxito su abuela Catalina.

Además, ayer los asistentes pudieron descubrir un pequeño secreto que se ha transmitido de generación en generación en esta familia y que hace a este sofrit pagès diferente al resto. «A parte de explicarles todos los ingredientes básicos como el azafrán, el patató, la sobrasada, el butifarrón, los pimientos, el tomate, los ajos, las cebollas, el pollo y el cordero también les hemos explicado que siempre, cuando llegaba el mes de febrero, en nuestra casa se hacía con manitas de cerdo, algo bastante poco usual en la receta tradicional».

Parte de nuestra historia

En este sentido, la dueña del Rebost de Can Prats aseguró ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que desde que sus padres abrieron el restaurante la Navidad de 1994 en la antigua casa de sus abuelos de más de 100 años de antigüedad «se ha mantenido siempre la filosofía de conservar la tradición de la cocina ibicenca con recetas de toda la vida y apostando siempre por productos de primera calidad y de kilómetro cero que nos ofrecen y compramos a productores de nuestra isla».

Algo que, según Cati Marí Prats, ha hecho que muchos residentes habituales de la isla y turistas que buscan algo distinto a lo establecido les consideren «como un pequeño oasis gastronómico». Y es que como aseguró con una gran sonrisa «desde las primeras y antiguas recetas que aprendió mi madre Lina Prats Costa no hemos cambiado nada, ni un producto ni un paso, y a base de cariño y amor seguimos ofreciendo platos que forman parte de nuestra historia y que ya casi no se encuentran en casi ningún restaurante de la isla».