Un equipo de sanitarios atendiendo a la mamá a su llegada a can Misses,

La pequeña Eyra tenía prisa por venir al mundo y lo hizo, para sorpresa de sus papás, en el asiento del copiloto del vehículo familiar. Todo sucedió durante la madrugada de este pasado pasado martes, cuando la mamá de la bebé se puso de parto. Nada nuevo para esta familia residente en sa Cala de Sant Vicent puesto que es el tercer hijo de la pareja.

Según explica Nahuel, el feliz papá, al vivir lejos del hospital sabía que debería darse prisa una vez su pareja se pusiera de parto. Lo que nunca pensó es que la pequeña Eyra tuviera tantas ganas de salir puesto que, a la altura de Santa Eulària, las contracciones comenzaron a ser tan fuertes y seguidas que todo se comenzó a complicar.

«A toda velocidad»

«Mi pareja me pedía que parara el coche porque la niña ya salía. Yo conducía a toda velocidad, como si fuera una película, porque sabía que en pocos minutos estábamos en el hospital», recuerda.

Nada más llegar a Can Misses, Nahuel avisó a la persona que estaba en la recepción de Urgencias y, de inmediato, un equipo de sanitarios comenzó a atender a la mamá, quien no podía moverse del asiento del copiloto, donde llegó a colocarse de rodillas, mirando hacia la parte trasera del vehículo. La cabeza de la niña asomaba ya y no había tiempo que perder.

«Me llamó mucho la atención la rapidez de todos a la hora de asistir el parto», insiste.
Según explica, una de las doctoras fue capaz de entrar en el coche y colocarse sobre el reposapiés para atender el nacimiento.

La pequeña Eyra.

La pareja reconoce que, a pesar de su experiencia, pasaron miedo y nervios, asegurando que «tan solo nos cruzamos tres palabras desde sa Cala hasta el hospital» debido a la tensión del momento.
«Tuvimos un miedo increíble. Por suerte era de madrugada porque si nos pasa de mañana, no llegamos», insisten.

Los papás recuerdan que ya en enero la pequeña Eyra hizo amagos de salir y tuvieron que dirigirse con urgencia al hospital.

Con su nombre de diosa nórdica, Eyra vino al mundo pesando dos kilos 800 gramos y su llegada ha colmado de felicidad a toda su familia. Nahuel quiere aprovechar para agradecer la labor de los sanitarios que atendieron el parto. «Son unos genios y la atendieron muy bien», reitera.

De hecho, ahora que la actualidad muestra las dificultades de la sanidad pública en Ibiza, considera positivo «valorar lo bueno que hay».