La frita de porc triunfa en Sant Jordi con su V Concurs Interestel·lar

«Es murcianu i ses pageses» han repetido victoria en el concurso

La frita de porc triunfa en Sant Jordi con su V Concurs Interestel·lar. | Toni P.

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La plaza de la iglesia de Sant Jordi se ha abarrotado desde media mañana para disfrutar de la gastronomía de la isla con una nueva edición del V Concurs Interestel·lar de frita de matances. Un total del 39 puestos han competido por alzarse con el galardón a la mejor frita de porc. Un reconocimiento que finalmente ha recaído para «Es murcianu i ses pageses», que repiten así su triunfo de 2023. Este equipo, formado por cinco chicas y un hombre -de ahí su nombre-, han reversionado el tradicional vestido de pagesa para la jornada en la que se han alzado de nuevo con la victoria. Por su parte «Ses trabucades» se ha alzado con el premio a la mejor animación».

Pese a que la lluvia parecía amenazar la celebración en un principio y los paraguas eran un elemento más de la plaza, la previsión no se cumplía y la jornada transcurría a lo grande. Poco después de las diez de la mañana comenzaban los preparativos, los fogones empezaban a ponerse en marcha y los sofritos se dejaban notar en las grandes ollas de las casetas. A partir de la una y media debían entregar sus platos a los miembros del jurado que, dentro de las oficinas municipales, realizaban la cata y procedían a dilucidar cual debía ser la ganadora.

Este sábado también se producía el pregón, , conocido como Toniet de Can Coves. Planeado para el pasado jueves, se aplazó hasta este sábado con motivo del luto oficial por el fallecimiento de Pere Palau. Junto a ese pregón la inauguración de la jornada la ha marcado la demostración de ball pagès a cargo del Grup Floklòric de Sant Jordi.
Durante toda la tarde la gente ha acudido en masa a disfrutar de la gastronomía y de la fiesta en Sant Jordi. Detrás de la iglesia se llevaba a cabo la «frita popular», que corría a cargo de la asociación IbizaIn. Por 15 euros se ofrecía un plato de esta frita y una bebida, además de postre. Los bancos y los asientos se quedaban cortos para la inmensa cantidad de gente que se acercaba a probar este plato tan propio de nuestra gastronomía.

En la plaza de la iglesia la gente se acumulaba en los diferentes puestos, que vendían por un precio de cinco euros pequeños platos de frita, para poder hacer una degustación. Muchos de ellos pedían feedback de cara a adelantarse al posible veredicto del concurso.