Los tomates dominan los mercados con su rojo brillante y el olor intenso que atrae a los clientes. El agricultor los muestra con orgullo y explica que la mayoría son híbridos cultivados a partir de plantas que vienen de fuera de la isla. «La primera generación es igual, pero la segunda ya es hija de todos, una mezcla», aclara mientras enseña un ejemplar grande y perfecto, protegido en invernadero para evitar que el sol extremo queme sus hojas y flores.
Este verano está siendo duro. Muchas flores se han caído antes de tiempo y la producción se ha reducido casi a la mitad. «El tomate corazón de buey, que es mi favorito, este año casi no ha salido. Algunos llegan a pesar un kilo o más, pero este verano han salido menos y más pequeños», dice. Cuenta que ayer mismo compartió un corazón de buey en ensalada con su familia y no pudieron terminarlo entre dos personas por su tamaño y carne abundante, aunque encontrarlos así está siendo excepcional. Aunque siguen teniendo un tamaño considerado, no se comparan a los del año pasado, que podían llegar a tener el tamaño de una sandía de 6 kilos.
El agricultor enseña también los Marmande, una variedad antigua y poco conocida. Son tomates planos, irregulares, con una piel fina que se rompe fácilmente y un sabor que recuerda a los tomates de antes, dulces y jugosos. «Este es el tomate con más sabor que tengo ahora mismo», explica mientras corta uno para ofrecer a un cliente curioso. Para él, es importante mantener estas variedades tradicionales porque son parte de la historia agrícola de la isla y del gusto local.
En su mesa también hay tomates romanos, alargados y resistentes. «Son los menos malos dentro de los híbridos», dice. Tienen buena duración y son ideales para salsas y conservas, aunque no alcanzan el sabor de un Marmande madurado al sol. Entre cajas y cestas menciona que las cerezas de sus árboles ya se han acabado antes de tiempo por el calor y que las ciruelas, aunque locales, están casi terminadas por plagas y temperaturas extremas. Sus sandías tampoco han alcanzado el tamaño habitual. «El calor las ha frenado, muchas se han quedado en seis kilos cuando normalmente pueden llegar a veinte».
Mientras despacha, los clientes siguen preguntando por sus productos. Algunos buscan los tomates perfectos y brillantes; otros, los Marmande deformes que saben a tomate de toda la vida y a verano.
1 comentario
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Lo que no cuenta este redactor ni el del puesto del mercado pagos, es que están vendiendo tomates de.la península como si fueran de aquí...... Una más de esta ínsula en la que el más tonto se busca la forma de estafar engañando a diestro y siniestro. Estamos cabando.nuestra propia tumba.