Dos docentes ultimando los detalles de la decoración para el primer día de clase. | Marta Vázquez

El colegio público El Pilar, ubicado a la entrada del núcleo urbano de la Mola, destaca por ser una de las pocas escuelas rurales de Balears.

Rodeado de un frondoso bosque de pinos salpicado con juegos infantiles, el espacio educativo cuenta con dos aulas, una de Infantil a partir de tres años de edad y otra de Primaria, así como con un pequeño espacio habilitado para desdoblamientos.

A dichas infraestructuras en este curso lectivo hay que sumar un aula prefabricada para primero y segundo de Primaria, ubicada en el patio del centro escolar, la que se ha instalado al aumentar el número de alumnos de 24 a 31, mientras que en Infantil la ratio se mantiene en 18 escolares. Además, el recinto dispone de un campo de fútbol con césped artificial y una zona de huerto escolar.

Lo que hace particular a esta escuela es que en cada aula los grupos de trabajo abarcan varias edades, un hecho que desde fuera puede parecer difícil de manejar pero que, según explicó a este rotativo la directora del centro escolar, Neus Marí, «al tratarse de una escuela rural el método es un poco diferente; no hay grupos separados por edades, el tener pocos niños ayuda y estimula a aquellos que puedan tener más dificultades, brinda una atención más personalizada por parte de los maestros y los alumnos mayores colaboran con los más pequeños».

Sobre cómo se organiza la parte pedagógica, Marí destacó que, «este tipo de escuela favorece la ayuda entre los alumnos al promover la amistad y la colaboración, ya que somos una familia y hay momentos en que viene muy bien que un mayor le explique a otro pequeño algún tema porque a veces lo entiende mejor», y añadió que «para mí no ha sido difícil dar clases aquí porque yo fui alumna de esta escuela y tengo el sistema incorporado, pero a algunos maestros nuevos le cuesta un poco al principio planear actividades para la misma hora en tres o cuatro niveles diferentes, algo que parece complicado pero enseguida se genera una dinámica que permite asumir esta particularidad de forma natural».

Las clases son impartidas por tres maestras, una de Infantil, otra de Primaria y la propia directora, a las que se suman tres profesores itinerantes de Educación Física, Música y Religión.

La escuela cuenta además con su propio huerto, en cuyo mantenimiento se involucra todo el alumnado y que según la directora del centro, «es todo un orgullo».

La antigua imagen de una escuela rural escasa de medios se viene abajo cuando uno se adentra en este centro educativo que dispone de ordenadores de mesa y portátiles, pizarras digitales, fotocopiadoras, escáneres y demás herramientas que permiten acercar las nuevas tecnologías al alumnado, a las que se suma el uso de tablets y libros digitales. Aunque no todo es un jardín de rosas, «el aula nueva que nos han traído, además de carecer de mobiliario escolar, algo que estamos intentando solucionar, tampoco cuenta con medios digitales, pero gracias a la APIMA, que está muy involucrada en todo lo relacionado con el centro y a lo que nos han asegurado por parte de las administraciones, podremos disponer de una terminal para que los alumnos cuenten en breve con ordenadores en dicho espacio y con una pizarra interactiva», apuntó la directora. En idiomas, este colegio imparte las materias en lengua catalana, castellano e inglés. «Nosotros empezamos hace años incorporando el inglés en Infantil en las clases de Plástica y ahora mismo estamos en un programa que incluye, además del Inglés como materia en Primaria, Plástica y Matemáticas en dicha lengua», concluyó la directora.