Desde el pasado viernes, las familias de Formentera comenzaron su visita anual a los cementerios de la isla para adecentar tumbas y nichos y adornarlos con flores con motivo de la festividad de Tots Sants.

Ayer, cuando visitamos el cementerio de Sant Francesc Xavier a primera hora de la mañana, se podía comprobar la ingente labor realizada por los familiares ya que el camposanto estaba rebosante de flores, arreglos y pequeñas macetas con plantas. Según comentó a PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA el propietario de la Floristería Sant Francesc, Marcelo Pelusso, «han sido tres días de muchísimo trabajo, como cada año por estas fechas». La mayoría de los clientes se han decantado por arreglos florales en los que claveles, rosas, crisantemos y gladiolos han sido las flores estrella. Como curiosidad, «este año un cliente nos pidió rosas azules para un centro y las hemos tenido que encargar a Holanda». En cuanto al promedio gastado en flores, las que provienen en su mayoría de Ecuador, Colombia, España y Holanda, Pelusso lo sitúa entre los 30 y los 100 euros, «ya que depende del tamaño del ramo o arreglo y del tipo de flor que desee el cliente», y añadió que, «el hecho de tener que encargarlas fuera del país incrementa el precio en un 50% a lo que se suma el sobre coste de su traslado a Formentera».

Originalidad

El cementerio unicipal de Sant Francesc, el más grande de Formentera inaugurado en 1934, invita al paseo por sus calles todas ellas con nombres de árboles típicos de la isla.

Al atravesar su entrada nos encontramos con dos parterres de tumbas en tierra en los que llama la atención la presencia, en algunos casos, de una simple cruz de la que cuelga un collar u otro tipo de abalorio, pero que no lleva el nombre de la persona fallecida. Asimismo coexisten diferentes creencias como lo demuestra una importante escultura de la deidad hindú Ganesha, así como ‘capillas’ que rememoran los gustos del fallecido.

Los nichos no se quedan atrás en materia de originalidad ya que muchas de las lápidas no son las tradicionales de mármol, sino otras en las que familiares o amigos han incluido adornos pictóricos y cerámicos, así como diversos elementos que van desde una lente fotográfica que recuerda la profesión de la persona fallecida, inscripciones realizadas por hijos o nietos e incluso un libro del escritor Manuel Vázquez Moltabán, que suponemos era el favorito del difunto.

En suma, una forma diferente y original de recordar a los que nos han dejado, pero que siguen estando en el pensamiento y en el recuerdo.