Yolanda Moya y la pequeña Sofía posan ante la cámara.

«Sofía tiene dos años y es la alegría de la casa. Le encanta la gente, mirarse al espejo, hacer poses, la música, cantar y, sobre todo jugar con sus hermanos, Joan y Artur que la quieren con locura, con su papá Mariano y con sus amiguitos de La Mola».

Quien cuenta estas vivencias con brillo en los ojos es la mamá de Sofía, Yolanda Moya, que se quedó embarazada por tercera vez con 41 años y después de realizarle la prueba de amniocentesis le informaron de que su bebé daba positivo en Síndrome de Down.

«Aunque me recomendaron no seguir adelante, yo decidí que sí porque el Síndrome de Down no es una enfermedad, es una condición y ella tiene el derecho a vivir como cualquier otra persona, solo que con un cromosoma más», comenta Yolanda, quien buscó información a través de la Asociación de Síndrome de Down de Palma de Mallorca, «ya que al principio me sentía un poco desprotegida y quiero destacar a una de las personas que más me ayudó a ver lo que es el Síndrome de Down; Sonia, la mamá de Pau, que viven en Eivissa y que me contó su experiencia como madre y a la que estaré eternamente agradecida, ya que hablar con otros padres que han pasado por la misma experiencia es de gran ayuda porque te hacen ver la realidad y se disipan los miedos que puedas sentir».

Con respecto a las cardiopatías congénitas que suelen presentar, la mamá de Sofía señaló que, «en su caso no se le ha detectado ninguna, solo un leve estrabismo en sus ojos que estamos tratando para corregirlo».

En cuanto a la escolarización, en septiembre Sofía comenzará a acudir a la Escoleta Sa Miranda y luego continuará sus estudios regulares. En este sentido, Yolanda destaca la importancia de la atención temprana que su hija ha recibido desde que nació. «La llevo dos veces por semana al Hospital de Formentera donde es tratada por la fisioterapeuta, y además, a través de Apnef, cuenta con logopeda y va a la piscina, todo con carácter gratuito hasta los seis años».

Superación

La niña ya camina, «pero tardará un poco más en hablar y desde aquí quiero agradecer a todos los terapeutas que con su cariño y profesionalidad hacen que la vida de estos niños especiales sea más fácil y les permita su independencia y autonomía», destacó Yolanda, quien ve como un ejemplo de superación a Pablo Pineda, la primera persona con Síndrome de Down en obtener un título universitario y un Premio Goya al mejor actor revelación.

«Creo que si pudiéramos mirar con los ojos de una persona con Síndrome de Down la vida sería más fácil, a veces nos complicamos y es en las cosas sencillas donde está la felicidad. Sofía nos ha cambiado la vida para mejor, nos ha enseñado muchos valores, cada uno de sus logros supone una nueva alegría y agradezco esta oportunidad para demostrar que ser Down es ser uno más».