Montículo de residuos acumulados junto a los contenedores situados en la carretera de es Cap de Barbaria.

Los actos incívicos han existido siempre en Formentera en materia de tratamiento de residuos, pero este año parece ser que se están batiendo récords. Los transeúntes que han pasado estos últimos días por la carretera de es Cap de Barbaria o por la de Porto-Salè se han podido encontrar con imágenes que en nada se asemejan a las que se promocionan en ferias turísticas o en los vídeos promocionales de la isla.

En efecto, se trata de basura depositada de cualquier modo en el exterior de los contenedores, esparcida de manera irregular formando pequeños vertederos ilegales creados sin el más mínimo pudor y, por supuesto, sin el más mínimo temor a una posible reprimenda. Se trata de conductas cada vez más frecuentes por estas fechas, unos actos que coinciden con el inicio de la temporada y que, de momento, cuentan con pocas posibilidades de ser sancionados.

Ante esta situación el Consell de Formentera ha intentado en diferentes ocasiones poner un poco de orden a esta situación y lo ha intentado primero por las buenas con una campaña de sensibilización que, a la vista está, no ha dado los resultados esperados. La imatge de l’illa depèn de tots es el eslogan de los carteles instalados en buena parte de los contenedores de los cascos urbanos y en sus periferias y que ya se ha convertido en un elemento más de decoración, pero sin conseguir el efecto deseado.

Después de este primer intento fallido, el viernes pasado la institución municipal dio un paso más en esta lucha por la cordura y el sentido común de la gente y aprobó un endurecimiento muy importante de las sanciones por el tratamiento indebido de los residuos con penalizaciones que pueden llegar, en el caso de la graves, a los 45.000 euros y en el caso de las muy graves a cerca de los dos millones de euros. Se trata de una medida que «intenta conseguir un efecto disuasorio», tal y como afirmó el portavoz del Consell, Bartomeu Escandell, al finalizar la sesión plenaria. Es, en definitiva, un aviso para navegantes para explicar a la población que el período de gracia ya ha finalizado y que a partir de ahora quien la haga, y si lo pillan, la va a pagar.

Y de lo que se trata es que estas conductas no queden impunes. Y de ello se va a encargar en gran medida el cuerpo de inspectores que tiene previsto empezar a funcionar este mes de mayo. La labor de este cuerpo será la de sancionar las infracciones, vigilar conductas incívicas y, por supuesto, invitar a la población a que gestione los residuos de una manera correcta. En todo caso, las herramientas existen y es sólo una cuestión de voluntad.