Esta historia empieza en un mundo ancestral donde las Balears estaban formadas por tres islas, la norteña Menorca, la todopoderosa Mallorca y Eivissaiformentera. Si, como lo leen, una gran isla unida por un largo brazo de tierra que conectaba les Pitiüses vía s’Espalmador en la era cuaternaria, cuando las grandes glaciaciones cubrían de hielo en norte del continente y el nivel deL mar estaba unos 110 metros por debajo del actual. Para no extendernos más de la cuenta, diremos que hace entre 10.000 y 5.000 años (y ya me perdonaran este ligero desatino temporal), lo caloret empezó a fundir cascos polares, los mares se empezaron a elevar e ibiza, Formentera y algún que otro islote quedaron separados conformando lo que hoy más o menos conocemos geográficamente hablando como las Pitiusas.

Cuatro islas

La realidad, pues, nos habla de un archipiélago formado, desde hace unos cuantos milenios, por cuatro islas. Una realidad palpable desde el cielo con mapeado de satélite o ventanilla de avión cualquiera y una realidad evidente para cualquier transeúnte que, o bien obra el milagro de caminar sobre las aguas o se rinde ante la evidencia de cierta salada separación entre Ibiza y Formentera. Hasta aquí todo bien y todo claro, ¿no?
Pues bien, parece que no, ya que hasta hace bien poco medio mundo creía y quería creer que Ibiza y Formentera eran una sola cosa, un solo territorio con una misma idiosincrasia y un mismo idioma. En lo del idioma, nada que objetar, pero si se hubieran fijado en una cosita tan preciosa y condenada a la extinción vía ofídica como las lagartijas, habrían encontrado alguna que otra diferencia, y si hubieran usado el idioma para comunicarse con los pobladores de Formentera, habrían podido averiguar que estos anhelaban poderse gobernar ellos solitos sin ir de la mano de los, eso sí, hermanos ibicencos –por cercanía y por parentesco-.

Las fechas

Veamos cómo se fraguó este deseado autogobierno y lo haremos con unas cuantas fechas clave. La primera es el 1978, año en que los españoles nos regimos por la Constitución, un documento más o menos inalterable donde se establece una organización territorial basada en la autonomía de municipios, provincias y comunidades autónomas. Este es el primer paso para que se pueda trabajar en la confección de un Estatut d’Autonomia para Balears que nos lleva a la segunda añada, 1983, donde éste es aprobado por las Cortes Generales y nacen los Consells Insulars, uno para Mallorca, otro para Menorca y un tercero ‘interinsular’ para Ibiza y Formentera. Ya por aquel entonces empieza la lucha de los pitiusos del sur en pro de la consecución de una autonomía real dentro del archipiélago, lucha que nos lleva al 1997 con la aprobación de un decreto ley para Formentera en el que se incluyen medidas para intervenir en casi todas las áreas de gobierno. Eso sí, siempre a través de comisiones presididas por Consellers o sus delegados, de manera que la última palabra siempre pendía de una administración ajena. Este decreto ley hace germinar aún más los deseos de los formenterers de autogobierno por encima de sus colores políticos. Estos deseos reivindicativos se hacen patentes en las elecciones municipales del 13 de junio de 1999, cuando la COP (coalición de PSOE, EU i Els Verds más independientes encabezada por el socialista Isidor Torres), consigue la mayoría absoluta y toman cuerpo definitivamente en febrero de 2005, cuando el diputado por Formentera de la AIPF (GUIF+PP), Pep Mayans, registraba una Proposición No de Ley (PNL) reclamando la creación del Consell de Formentera. Eran tiempos de la España socialista de Zapatero, una época en la que se abrió la puerta a que las autonomías reformaran sus estatutos y que permitió que los formenterers aunaran esfuerzos para hacerse escuchar y, luchando contra viento, marea e inmovilismo, consiguieran convencer a propios y extraños que su ilusión por tener una institución insular propia era algo más que potenciar los poderes del ayuntamiento. De hecho, en el en el pleno municipal del 15 de diciembre de 2005 se aprobaba la propuesta de crear el Consell de Formentera con la consiguiente separación con el Consell Insular d’Eivissa i Formentera, órgano por el que se regía la menor de les Pitiusas, según el Estatuto vigente.

Estatut d’Autonomia

Finalmente, saltamos a la Ley Orgánica 1/2007 de 28 de febrero, norma que al fin planteó la reforma del Estatut d’Autonomía de Balears. Este estatuto, nuevo para algunos y versión 2.0 del anterior de 1983 para otros, se basaba en los trabajos y propuestas de una Comisión de Sabios y de una ponencia parlamentaria. Se publicó en el BOE del 1 de marzo de 2007, justo hoy hace una década, y significó el punto de partida de la separación amistosa de Ibiza y Formentera en dos Consells autónomos y diferentes. Del Dia de Balears transitamos hasta las elecciones del 27 de mayo del mismo año, comicios en los que Gent per Formentera, liderada por Jaume Ferrer, consigue cinco concejales, por cuatro del PP y dos más tanto para PSOE como para GUIF. Con estos resultados sobre la mesa, y la mayoría absoluta para nadie, GxF y PSOE establecieron un pacto postelectoral que facilitaría la entonces alcaldía a Jaume Ferrer. Justo un mes y medio después, el 10 de julio de ese mismo 2007, se constituyó el Consell Insular de Formentera.