Los hinchas del Formentera y los aficionados pitiusos esperan, con el alma en vilo, que el cuadro rojillo consiga en Vitoria un resultado que les permita celebrar el ascenso a 2ª B.

FALTA UN ÚLTIMO Y DEFINITIVO ESFUERZO para que el Formentera pueda hacer hoy realmente felices a muchos de los aficionados pitiusos que sienten y padecen sus logros deportivos como si fueran propios.

Los de Tito García Sanjuán, después de una brillante y exitosa campaña liguera en la que han demostrado con todo merecimiento ser los mejores en la competición balear, tienen por delante aún, a partir de este mediodía, un enfrentamiento crucial que puede proporcionarles la gloria de protagonizar y celebrar ese histórico ascenso a Segunda División B que tanto tiempo llevan esperando varias generaciones de aficionados rojillos.

Serán noventa minutos intensos, de infarto para muchos, de trabajo a destajo con y sin balón para los futbolistas del cuadro rojillo, y puede, casi con toda seguridad, que el transcurrir de los segundos se nos hagan a todos muy, pero que muy largos. No obstante, lo importante de la cuestión que nos atañe es que, al final del tiempo reglamentario, cuando el árbitro pite el final del partido, la ventaja en cómputo global de la eliminatoria acabe siendo favorable para los intereses del Formentera. También los aficionados de Santa Eulària des Riu estarán hoy muy pendientes de todo lo que suceda en el Levante peninsular, ya que la Peña Deportiva se juega allí la posibilidad de seguir soñando con un posible salto de categoría, objetivo que pasa, sin remisión alguna, por sacar algo positivo de su paso por el feudo del Alzira.