El rebaño actual del ganadero Alfonso Ferrer, presidente de la Asociación de Ganaderos de Formentera.

Los ganaderos de Formentera se sienten cada vez más indefensos ante a los múltiples ataques de perros a sus rebaños.

El último caso tuvo lugar el pasado viernes, 5 de octubre, cuando un par de canes sin identificar mataron a dos ovejas de una explotación ganadera de la zona de es Cap de Barbaria. Casualmente, los dos ejemplares eran hembras y estaban embarazadas.
Este suceso no es aislado y suma estos ataques a una larga lista de hechos similares que vienen sufriendo los ganaderos y sus animales desde hace años. En septiembre dos rebaños más sufrieron daños por la misma razón.

El gerente de la Cooperativa del campo de Formentera, Carlos Marí, aseguró que «solo el año pasado [los perros] mataron más de 30 animales».

El presidente de la Asociación de Ganaderos de Formentera, Alfonso Ferrer, fue el principal afectado de este último caso. Pese a ello, no es la primera vez que padece este tipo de situación. Confesó sentirse indefenso. «Se te quitan las ganas de seguir trabajando en el campo, de tener animales y de todo lo relacionado con este oficio», lamentó.
El oficio de ganadero cada vez es más difícil de ejercer en Formentera y sucesos como este no mejoran la situación.

Alfonso, por ejemplo, no se dedica únicamente a la ganadería. De hecho, las horas que le dedica corresponden al tiempo libre que le resta de su trabajo en un restaurante. «Actualmente dedicarse únicamente a la ganadería es muy complicado y los que lo hacemos es por costumbre familiar», explicó. Por eso, pididió mayor amparo por parte de las autoridades.

En el mismo sentido, Marí abogó por un mayor compromiso: «Pedimos a las autoridades que tengan más cuidado y que intenten incrementar la vigilancia para que esto deje de ocurrir».

Los ganaderos criticaron, además, la dificultad a la hora de denunciar casos de este tipo y encontrar a los culpables de que ocurran, dado que la mayoría de veces los perros pertenecen a particulares y no son callejeros, como muchos podrían pensar.
«Si cogiesen a los perros o a los dueños se les pusiera una buena multa, si se averigua quien son, quizás eso ayudaría mucho a los ganaderos de Formentera para que siguiesen su rutina de forma tranquila», reivindicó Ferrer.

Reclaman soluciones efectivas a este tipo de ataques, que son una de las principales causas de la disminución de cabezas de ganado en la isla. De continuar así, aseguran, el futuro de la ganadería en Formentera tiene los días contados.