Carlos Bernús posa en las inmediaciones de la Casa Consistorial de Formentera.

Tras unos meses de gran incertidumbre, la temporada en las Baleares comienza a coger forma. Desde Formentera la valoran con esperanza y el gerente de Turismo del Consell insular, Carlos Bernús (Barcelona, 13/11/1977), señala que si no hay rebrotes, las previsiones son bastante optimistas y se podrá salvar el verano. Para Bernús este será un año de mucho turismo nacional en el que no habrá grandes aglomeraciones y los que visiten Formentera podrán vivir una experiencia similar a la de como era la isla hace unas décadas.

— ¿Cómo ha llevado estos meses? ¿Cómo se puede preparar una temporada con todo lo que conllevó la pandemia y el estado de alarma?
—La verdad que ha sido una etapa complicada. Desde el shock de la primera semana en la que no sabes muy bien lo que está pasando, a ver cómo va evolucionado... es muy complicado para la parte administrativa, pero, sobre todo, para la privada con la que hemos estado en pleno contacto. Ahora, se empieza a ver un calendario fijo, pero hubo mucho baile de fechas y mucho BOE que leer para adaptarse a las normativas y protocolos. Las fechas son muy importantes para anticiparte a la apertura y poder lanzar campañas.

— ¿Qué estrategia de promoción está siguiendo Formentera? Qué campañas tiene en marcha y en qué consisten.
—La estrategia de promoción ha sido adaptándonos un poquito a los diferentes escenarios del COVID-19, unas con fechas más pesimistas y otras con escenarios de apertura más optimistas. Cuando ya supimos, más o menos, cuando se podría abrir, empezamos con campañas interinsulares. También tenemos campañas con turoperadores y agencias online, además de trabajar con las navieras. Son campañas que llaman de 360 grados, que llegan a los medios más tradicionales, pero, sobre todo, a los medios digitales. Hemos primado estas campañas online porque son muy cuantificables y se pueden segmentar. También hemos emitido vídeos y se está preparando un último vídeo que intenta normalizar la promoción turística. Primero, fue a nivel balear. Ahora, ya tenemos campañas a nivel nacional que seguirán durante todo el verano, y, poco a poco, se están activando las campañas internacionales. Atacaremos mercados conocidos como el italiano o el francés, pero también estamos reforzando otros como Portugal o el Benelux. Dependiendo de cómo evolucione el Reino Unido y si hay corredores seguros, también implementaremos alguna acción allí. La conectividad aérea es la que es, dependemos mucho de las conexiones con Ibiza. Mientras tanto seguimos haciendo campaña.

— ¿La semana de adelanto que llevaba Formentera en la desescalada es la mejor promoción?
—Ser los primeros estaba muy bien porque era un valor añadido para la promoción turística, pero también era una presión añadida porque todo el mundo nos miraba con lupa. Al final, hemos tenido que esperar al resto de las islas para llegar a la nueva normalidad porque no tenía sentido avanzar sin el resto de la comunidad. Desde la promoción nos vino muy bien porque muchos medios vinieron a grabar y se publicó mucho sobre Formentera. Esta semana tenemos un viaje de prensa nacional muy potente. Es muy importante porque el mercado nacional es el que va a salvar la temporada.

— ¿Cómo ha ido esta primera semana de apertura de fronteras?
—Bien. Las cifras de llegadas son muy positivas. Hemos tenido mucho turismo balear, empieza el nacional y, poco a poco, llegará el internacional. Yo creo que a partir del 1 de julio aumentarán las cifras. Los estudios que tenemos contratados nos dicen que hay interés. Los mercados tradicionales siguen ahí y otros mercados nuevos, como el escandinavo o el suizo, se están interesando.

— ¿Cuáles son las previsiones para esta temporada?
— No tenemos una bola de cristal, pero los informes que vamos recibiendo nos van dando una radiografía en la que, si no hay ningún rebrote de la enfermedad, debería ser una temporada bastante positiva. Es evidente que empezamos tarde y no será un verano normal, pero estamos por encima de las primeras previsiones. Todo parecía muy catastrófico, pero si sigue esta línea y se recuperan las conexiones aéreas con Ibiza las cosas deberían ir entre bien y bastante porque las reservas y el interés están. Luego cada caso particular será un mundo. Es muy importante ver cómo va evolucionando todo. Ahora, estamos en la fase de la responsabilidad individual y del sentido común. Hay que seguir cumpliendo las medidas de seguridad porque serán las que nos permitan tener un verano medio normal. Aunque tengamos reservas, no estamos a niveles de los veranos anteriores. Así que se puede decir que este es el año para descubrir la Formentera de los años 80. Habrá menos gente en todas partes y el servicio será más personalizado.

— Al haber empezado más tarde, ¿se puede alargar la temporada?
—Nos gusta mucho la campaña de move your spring que hizo Ibiza, pero hay que ser muy realistas. A parte de tener el personal contratado, hay que tener demanda. Se está trabajando para ver si en septiembre y octubre, meses a los que se han traslado todos los eventos de pretemporada, se puede tener una buena afluencia. Noviembre dependerá mucho de la coyuntura general, pero, sobre todo, de Pitiusas. Dependerá de las frecuencias de vuelos. Y no hay que olvidar el tema sanitario.

— ¿Cuántos hoteles abrirán en Formentera?
—Pues en principio la oferta de general de alojamiento turístico abre casi toda. Me consta un hotel que no y algún otro tipo de negocio que están en dudas. La mayoría abrirá el miércoles. Tendremos un verano en cuanto experiencia igual que los anteriores o incluso mejor porque habrá menos gente.

— Un tema recurrente es el de la ecotasa. Los hoteleros se vuelven a quejar y piden su supresión para esta temporada.
—El Impuesto de Turismo Sostenible tiene peor prensa entre los hoteleros, influenciados por los turoperadores que intentan negociar a la baja el precio, que entre el cliente final. El turista está encantado de poder aportar al destino y protegerlo para que cuando vuelva esté igual o mejor. No vemos que sea un impedimento para que la gente no venga. En toda Europa se cobra este impuesto y tu vas a Ámsterdam y no dices «uy no pienso volver por este par de euros». Si la relación calidad precio cumple tus expectativas es cuando vuelves y tenemos la suerte de que en Formentera la gente se va contenta.

— Hablando de la relación calidad-precio, en la encuesta de satisfacción del año pasado se reflejaba un aumento de visitantes que se quejaba de este aspectos. La situación este año es mucho más sensible. ¿Deberían los hoteleros y el resto del sector turístico rebajar los precio para hacer frente a esta crisis?
—No. A lo mejor me equivoco, pero yo animo a no entrar en guerra de precios. Siempre habrá gente que lo haga más barato. Si a Formentera el turista tiene que venir porque seamos los más baratos, significaría que hemos desvirtuado nuestro modelo de sostenibilidad. Las ofertas tardan mucho tiempo en recuperar el precio normal. Si ahora hacemos un precio irrisorio, el año que viene también querrán pagar lo mismo. Sí que se pueden hacer algún valor añadido o ajustar un poco las tarifas, pero no reducirlas a precios de 2010, que sería hipotecarnos. Sería pan para hoy y hambre para mañana. Sería hipotecar futuras temporadas cuando se normalice todo, que no creo que sea hasta 2022. Esta encuesta no dice que los precios sean caros. Dice que la relación calidad-precio-servicio no está compensada y en eso es en lo que insistimos. Hay que formar a los empleados, porque somos embajadores de Formentera del primero al último.

— En esta misma encuesta se hablaba del crecimiento de otros destinos similares. ¿Qué puede diferenciar a Formentera?
—Formentera se diferencia con discursos muy cercanos y realistas. Somos un laboratorio de sostenibilidad y de innovación turística. Somos un destino muy singular, pero natural. Vendemos una Formentera natural, salvaje, familiar y deportiva.

— Antes hablaba de que es el año del mercado nacional. ¿Se espera que pueda suplir la caída del italiano?
—Son los dos mercados prioritarios. Sí que prevemos un año de cifras variantes, que va de la mano de la cancelación de vuelos con Ibiza. Nos consta que hay tres compañías que han anulado vuelos y hay gente que ha tenido que anular sus reservas. En Italia hay campañas de turismo interno que tampoco ayudan, pero sí que hay muchas consultas y el interés sigue ahí. Tenemos campañas activas y otras que se van a activar para terminar de convencer a estos turistas. Por su suerte, el mercado italiano está muy fidelizado.

— En los últimos años, desde el Consell, se ha rechazado, por así decirlo, la figura de la excursión de un día. No sé si con la situación actual cambia esa postura.
—Las excursiones de un día son bienvenidas, pero no son nuestro producto prioritario porque no generan tanta ni mueven tanta economía local como las personas que se quedan más tiempo. Nuestro único motor es el turismo, el 100 % de la población estamos vinculados al turismo. Dentro de las excursiones de un día hay muchos perfiles y puede que una persona en un día se gaste más que otra en una semana, pero no es lo habitual. Entonces, nosotros seguimos protegiendo esto. Por la era covid o postcovid no vamos a vender el alma al diablo.

— No sé qué opinión tiene sobre el plan piloto del Govern que realmente a Formentera no le ha llegado.
—Todos los planes que nos tengan en cuenta son positivos. En este caso no era nuestro mercado prioritario. Podría haberse planeado algo con Italia, pero entiendo que sanitariamente estamos en una fase diferente y las decisiones colectivas no son fáciles. Nosotros estamos encantados de que haya servido para que a nivel internacional se haya hablado de las Islas. Todo lo que sea dar pasos juntos es muy positivo. Si no vamos juntos, no tiene sentido.