El acuífero de Formentera hace años que se encuentra sobreexplotado y salinizado, con lo que la única fuente de agua potable de la isla es la planta desaladora que desde el año 1995 surte a los hogares y negocios del líquido elemento imprescindible para la vida.

A lo largo de estos años, la instalación se ha ido reformando y modernizando, pero también ha tenido periodos en los que las autoridades advertían durante el verano que no se utilizara el agua ni para beber ni para cocinar. No es el caso de las últimas temporadas en las que ésta cumplía los criterios sanitarios.

La desaladora está de obras para reformar su tercera línea de producción, instalando un bastidor de osmosis inversa y substituyendo las membranas actuales, lo que permitirá optimizar los equipos, mejorar la eficiencia energética de la planta y la calidad del agua producida.

Ayer se produjo una visita institucional a la planta en la que el Jefe de desaladoras de la Agencia Balear del Agua (Abaqua), Juan Antonio García, explicó que «la planta produce actualmente 5.000 m3/día y con esta actuación tendremos una línea adicional de emergencia de 2.500 m3/día». Eso no implica aumentar la producción de la planta sino que se podrá garantizar la producción en caso de avería o emergencia.

Las puntas de producción en verano en ocasiones rozan los 6.000 m3/día y en temporada baja ésta se sitúa en unos 800 m3/día.

La actuación tiene un presupuesto de 330.569,74 euros, que se financiarán con fondos del Impuesto de Turismo Sostenible y un plazo de ejecución de seis meses, lo que permitirá tener la reforma disponible antes de la incierta temporada turística.

Tan importante como la producción de agua de calidad es su gestión una vez pasa a la red y, en este sentido, Formentera hace años que gestiona de forma eficiente ese paso, que en otros municipios de Baleares ha resultado ser un desastre. Un sistema informático monitoriza las fugas y las corrige hasta que se reparan. Como reconoce el conseller insular de medio ambiente, Antoni J. Sanz, «la conducción del agua a los hogares de Formentera presenta un nivel de eficiencia de los más grandes de Baleares; el índice de fugas está por debajo del 10%, con lo que se pierde muy poca agua».

Reforma del depósito

Estas obras se complementarán con la rehabilitación estructural del depósito en el que se almacena el agua resultante del proceso de desalinización. Recientemente se ha adjudicado la redacción del proyecto por un importe de 80.159 euros.

El depósito fue construido en el año 2002 y no se había realizado ninguna tarea de rehabilitación. Tiene una capacidad de 17.500 m3 y permite garantizar el suministro de la isla.