Playa de Formentera. | Toni Ruiz

La incertidumbre parece ser la tónica general de la próxima temporada turística y en su inicio no iba a ser menos. Si bien en Formentera la Semana Santa nunca ha sido un periodo de gran afluencia de turistas, la situación actual todavía la ha reducido más.

Como explica el presidente de la Federación Hotelera, Vicent Tur: «Sólo van a abrir unos pocos hoteles, que tienen muy arraigada la tradición de abrir en Semana Santa y una clientela fija en estas fechas».

Xicu Ferrer, propietario del Hotel Sa Volta de Es Pujols, explica que «teníamos prácticamente todo el hotel reservado para un grupo de mallorquines, pero cuando empezaron a decir que no se podría viajar entre islas, decidimos anular la reserva y abrir más adelante. Y ahora que finalmente se decidió que si se puede viajar ya hemos llegado tarde». Sa Volta abrirá seguramente en mayo «en función de cómo vayan las reservas».

En frente, el Hotel Capri ni siquiera se ha planteado poder abrir en marzo, como explica su propietario, Juanjo Escandell: «Todo está muy en el aire y además tenemos la calle en obras, con ruido y polvo por todas partes. Es preferible esperar a que la temporada esté más avanzada». Cuando le preguntamos por las reservas de este verano, Escandell reconoce que «con este panorama, tan sólo los clientes más fieles, que repiten cada año y en la temporada más alta, están garantizándose habitación. El resto está esperando a ver cómo se desarrollan los acontecimientos».

El presidente de la patronal hotelera precisa que «si en los primeros meses de la pandemia el tiempo era nuestro principal enemigo, ya que los contagios iban creciendo de manera espectacular, ahora pasa todo lo contrario. Cuanto más tiempo pase antes de iniciar la temporada, mucho mejor, más avanzaremos en la vacunación y sabremos mejor cómo combatir la enfermedad». En ese sentido, Tur se muestra optimista: «Si hacemos las cosas bien, la temporada podrá empezar a lo largo del mes de mayo y octubre pueda tener mejores cifras que en años anteriores, y ¿quién sabe? quizá podamos trabajar en noviembre, algo que nunca hemos hecho».

Por su parte, el gerente del Patronato de Turismo de la isla, Carlos Bernús explica que «las reservas para los meses de temporada alta están alrededor de un 30%, pero sí nos manifiestan que se han incrementado mucho las búsquedas, lo cual demuestra un gran interés por venir a Formentera».

Dependerá de cómo avancen los datos de la pandemia en los países portadores de turismo para la isla, ya que según Tur: «la gente no ha gastado dinero durante este periodo extraño y se muere de ganas de viajar».

Por lo que respecta a la promoción de la isla como destino turístico, Bernús cuenta que están trabajando «codo con codo» con agencias on line y portales de venta, promocionando la campaña de verano. El gerente insiste en la necesidad de mantener un nivel de incidencia bajo y mejorar el calendario de vacunación «para seguir siendo un destino seguro. Sólo la noticia del pasaporte sanitario con el código QR ha ayudado a incrementar el número de reservas en los mercados emisores».

Por lo que respecta a los establecimientos que conforman la oferta complementaria a los hoteles, la situación es la misma. La mayoría de bares y restaurantes de temporada esperan a un momento de mayor afluencia para dar servicio.

Aunque hay casos como el clásico de Es Caló, Can Rafalet, que siguiendo el ejemplo del año pasado ya ha abierto para atender a los pocos turistas que visiten la isla y los muchos residentes que en temporada alta no pueden acudir a degustar sus especialidades y aprovechan ahora que disponen de más tiempo. En este caso y ante las restricciones horarias, Can Rafalet ha decidido reinventarse y como explica su propietario, Pepe Roig: «Vamos a ofrecer también desayunos a partir de las 08.00 horas». Aprovechando la terraza del hostal del mismo nombre, que permanece cerrado todavía, se podrá tomar la primera comida del día, frente a uno de los paisajes más mágicos de la isla.