Sobre estas líneas, la llegada de varios turistas a Formentera.

Antes de la llegada del coronavirus, la palabra saturación era la más pronunciada en Formentera durante los meses de julio y agosto. La isla registraba plena ocupación y, además, llegaban diariamente auténticas hordas de excursionistas de un día, procedentes mayoritariamente de Platja d’en Bossa y Santa Eulària. Este tipo de turismo se concentraba fundamentalmente en ses Illetes por su proximidad con el puerto y, en muchas ocasiones, venía incluso con el picnic que le habían preparado en el hotel. Con este panorama, poco o ningún beneficio dejaban en la isla, a la que si añadían más presión y generaban residuos. El año pasado, teniendo en cuenta que el turismo llegado a Ibiza tuvo un descenso espectacular, obviamente la excursión a Formentera también se resintió de la falta de viajeros. Este año a pesar de haber mejorado las cifras no se ha recuperado el volumen prepandémico. Uno de los empleados de las compañías que operan estos servicios explica: «Esto no es, ni mucho menos, lo que era en 2019. Hay más gente que el año pasado que fue horrible, pero como mucho 50 o 60 personas por barca».

También ha cambiado el perfil de este tipo de visitante. Al estar cerrado el ocio nocturno ibicenco, los visitantes acabados de salir de la discoteca ya no vienen a pasar el día a Formentera.

Eso ha hecho que haya un turismo mucho más familiar, que aprovecha sus vacaciones en Ibiza para cruzar un día al paraíso. Es el caso de Antonio Ruiz, llegados des de Guadalajara con su esposa y dos hijos: «No conozco nada de Formentera; estamos nueve días en Ibiza y nos han recomendado esta excursión. Venimos a dejarnos sorprender». Las ganas de descubrir el paraíso están claras: «Hemos alquilado dos motos y vamos a dejarnos perder por estas playas que nos han dicho que son maravillosas. Después buscaremos un lugar para comer buen pescado de la isla y poder disfrutar el día». Su mujer, Herminia Fernández, está un poco más documentada: «Me han hablado de ses Illetes y vamos a ir a conocerla, pero me han dicho que está muy saturada y si es así, buscaremos otra playa más tranquila». Denisse Mero viene desde Barcelona: «Nos hemos escapado dos días a Ibiza, aprovechando una pausa en el trabajo, y uno de esos días lo vamos a pasar en Formentera». Denisse tampoco sabe muy bien cómo es la isla: «No tengo ni idea; no me he documentado en absoluto. Solo quiero disfrutar de una buena playa y encontrar un restaurante en el que poder comer buen marisco».

Muchos de los turistas, según bajan de la barca que les ha traído a la isla, van directamente al establecimiento de alquiler de motos y bicis que hay justo en frente, a buscar un vehículo con el que moverse por la isla.

Limitar las excursiones
La presidenta del Consell de Formentera ha manifestado que «se necesita limitar y regular la llegada indiscriminada y sin orden de excursiones de un día, cruceros o fondeos en todo el litoral de la isla». Ferrer advierte que seguirán insistiendo en la necesidad de establecer una capacidad de carga marítima de llegada de embarcaciones.