El doctor Ramón Canet, durante la rueda de prensa. | Daniel Espinosa

El jefe de Medicina Interna del Área de Salud de las Pitiusas, el doctor Ramón Canet, confirmó ayer que la situación clínica del paciente infectado con la viruela del mono es «buena», aunque esta persona deberá por ahora mantenerse aislada en el hospital de Formentera.

Tras la alarma suscitada el pasado martes al detectarse este primer caso en Baleares, Canet detalló ayer las características de esta enfermedad. El jefe de Medicina Interna recordó que el paciente es un varón de mediana edad que, de manera temporal, se encuentra en Formentera. En la isla pitiusa, precisamente comenzó a sufrir una serie de síntomas que «sugirieron el diagnóstico». Tras acudir el viernes al hospital, las muestras recogidas fueron analizadas en el laboratorio de Microbiología de Son Espases, que confirmó el contagio.

Canet recordó que en Baleares, y viendo el aumento de la incidencia en todo el mundo, se había diseñado un protocolo de atención a posibles afectados o casos confirmados. En relación al paciente de Formentera, se ha optado por su ingreso en el hospital, pero sin adoptarse medidas especiales más allá del uso por parte de los sanitarios de mascarillas y equipos de protección individual. «Es un aislamiento en una habitación similar al de cualquier enfermedad vírica o contagiosa. Tiene una infección con un virus que puede diseminarse y de ahí las medidas de contención habituales», detalló Canet.

Por ahora, solo una persona está considerada contacto estrecho del enfermo aunque, al no presentar síntomas, simplemente está sometida a una vigilancia en domicilio, tal como establecen los protocolos.

El doctor no pudo precisar si el paciente se contagió durante su estancia en Formentera y reconoció la existencia de «otros casos sospechosos» registrados en las Pitiusas en estas últimas semanas, pero que no llegaron a confirmarse.

«Pruebas se han hecho, aunque no puedo decir el número. Ahora mismo es un caso aislado y es posible que en el futuro aparezcan más debido a las aglomeraciones de gente procedentes de lugares donde ha habido más contagios», reconoció el especialista.

La enfermedad

El jefe de Medicina Interna destacó que la viruela del mono es una enfermedad conocida desde la década de los 50 que surgió en un reservorio animal con unos monos trasladados a Estados Unidos para pruebas en laboratorios. El primer caso diagnosticado fue el de un niño en África, recordó Canet.

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El experto aseguró, además, que se trata de una enfermedad endémica en determinados países del continente africano y con dos tipos genéticos, de los cuales uno sería el predominante en la parte central del continente y el otro, en la occidental.

En ambos casos la sintomatología es similar, aunque hace años los casos registrados en África central provocaron más mortalidad entre las personas afectadas. En la actualidad, la variante surgida en regiones occidentales del continente es la que se ha diseminado por zonas de todo el mundo.
«Volvemos a hablar de una pandemia porque existen varios países en los que la enfermedad se ha manifestado», insistió Canet.

El especialista aseguró que la evolución de esta patología es «bastante conocida» desde hace años, con unos primeros síntomas de carácter gripal y manifestaciones como fiebre, dolores articulares o ganglios linfáticos hinchados. El periodo habitual de incubación puede oscilar entre los seis y los 16 días.

La transmisión

Pasado el periodo gripal, comienza la fase «más llamativa» al aparecer en el enfermo una serie de lesiones cutáneas que suelen comenzar por la cara y la boca para extenderse después por todo el cuerpo. En total, un afectado por la viruela del mono puede tardar hasta cuatro semanas en lograr la total recuperación.

«La persona infectada es capaz de transmitirla en el momento en que comienza a tener síntomas», aclaró Canet.

A través de gotas respiratorias o de contacto con las lesiones en la piel, otra persona puede resultar contagiada. El enfermo dejará de ser contagioso en el que momento en que todas las manchas y heridas hayan desaparecido.

En relación al seguimiento de casos, el doctor Canet explicó que el protocolo balear contempla realizar diagnósticos a personas con síntomas compatibles, así como vigilar posibles casos sospechosos. En la mayoría de supuestos, será suficiente con un seguimiento domiciliario si el afectado no presenta datos de complicación.

Diferentes brotes de esta enfermedad, con pocos casos registrados, se detectaron hace años en países como Israel. Además, el jefe de Medicina Interna aclaró que un alto porcentaje de casos son benignos, sin mayores complicaciones para los enfermos. «El Gobierno español ha adquirido recientemente dosis de vacunas contra la viruela de tercera generación para administrar en casos de contacto o con un riesgo elevado de contraer la enfermedad. Se contemplaría su uso si fuera necesario en casos que se puedan dar en la Comunidad Autónoma», concluyó Canet.