Foto de familia de todos los galardonados en la jornada del domingo. | Toni Ruiz

Formentera ha vivido este lunes el día grande de su patrón con la misa dedicada a Sant Jaume, el ball pagès y una nueva noche de conciertos. El domingo tuvo lugar la celebración del acto institucional de la entrega de Premis Sant Jaume que reconocen a personas, colectivos o entidades cuyo trabajo o actividad ha contribuido al buen desarrollo de la sociedad formenterera.

Medalla de Oro a las técnicas tradicionales

El conocimiento de las técnicas artesanales y tradicionales de la isla fue reconocido con la medalla de oro, también la capacidad de transmisión con las nuevas generaciones para evitar que estas se acaben perdiendo.

Hasta la llegada masiva del turismo, las técnicas como las artes de pesca, el esparto, el carbón, hilar lana o coser, fueron imprescindibles para poder sobrevivir en un territorio tan hostil, en el que se debían aprovechar los recursos que la naturaleza ofrecía a unos habilidosos isleños que supieron usar la madera, la piedra o la vegetación, cubriendo las necesidades de la casa, el campo o la vida en el mar.

La institución insular citó sobre el escenario a diez representantes de diferentes técnicas: Francisco Torres Costa Xicu des Moliner conocedor del funcionamiento del molino, las costureras de vestidos tradicionales, Esperança Guasch y Catalina Tur, de las artes de pesca, Maria Ferrer, del esparto, Vicent Verdera y Rita Costa, la hiladora, Maria Mayans y los Mestres d’aixa, Ramon Mayans y Francisco Torres y el carbonero, Bartomeu Tur.

Rita Costa, especialista en encordar sillas, explica que «me encanta compartir lo que aprendí de mis padres y mis abuelos a los más jóvenes. Yo no quiero llevarme nada a la tumba y siempre estoy dispuesta a enseñar al que quiera aprender».

Francisco Torres se muestra preocupado ante lo que considera que es la perdida de las técnicas de construcción tradicional de embarcaciones, «si nos dan este premio es porque este tipo de oficios se están perdiendo. En parte es comprensible, hoy es muy fácil comprar una chalana y olvidarse de cortar y tratar la madera de forma adecuada y construir a mano una barca como lo hacían nuestros ancestros».

Esperança Guasch se muestra orgullosa de haber conseguido mantener la tradición de la costura de trajes tradicionales de Formentera, pero se queja de la falta de relevo: «Hay mucha gente que viene a encargarme un traje para su hija o su hijo que quieren para el baile pagès. Yo siempre les digo que no soy eterna y que cualquiera puede aprender la técnica y yo estoy dispuesta a enseñarla, pero no hay muchas ganas».

Premis Sant Jaume a la empresa familiar y a la innovación arquitectónica

Hace más de 60 años que Antoni Tur Ferrer Toni Xica, empleado de correos, decidió abrir en su casa un pequeño negocio de venta de diarios, libros y material de oficina y escolar. Su afición a la literatura le llevo a emprender una iniciativa que han continuado sus 10 hijos y que este año ha merecido el reconocimiento de los Premis Sant Jaume por su singularidad y continuar en el sector con gestión familiar, trato directo y de proximidad.

Carme y Pepita Tur Ferrer se mostraban orgullosas por el premio: «Es un empujoncito para seguir creyendo en nuestro negocio después de tantos años de servicio. Recordamos la librería desde que teníamos uso de razón y en cuanto la edad nos lo permitía, mis padres nos ponían a despachar en la tienda, primero a los hippies y después a turistas de todo el planeta».

La Fonda Platé fue creada, hace justo cien años por Joan Ferrer Castelló, quien después de emigrar a Argentina y a Mónaco donde estuvo al servicio de la casa real, consiguió el dinero para crear Can Platé, primero una cafetería y después una pequeña fonda. Como recuerda su nieto, Joan Antoni Ferrer Platé, «mi abuelo fue un visionario, había viajado mucho y fue el primero en creer que Formentera tenía muchas posibilidades en el turismo de sol y playa».

Representantes de las tres generaciones de la familia, que siguen al frente de los negocios del grupo, recogieron el galardón como reconocimiento «a una familia que ha dedicado toda su vida al turismo, buscando la excelencia».

Por otra parte, el arquitecto formenterense Marià Castelló vio reconocida la originalidad de su obra y el respeto ejemplar que ha mostrado en intervenciones como el edificio del centro de deportes náuticos, el parking de es Pujols o la recuperación de la torre de vigilancia des Pi des Català, entre otros.

Castelló manifestó a este periódico que «nos sentimos muy orgullosos de que estos 20 años de trayectoria hayan sido merecedores de este reconocimiento, especialmente teniendo en cuenta que tocamos temas muy delicados como el paisaje, el territorio y el patrimonio. En ese sentido es muy difícil contentar a todo el mundo, con lo que agradecemos especialmente este premio».

Hijos adoptivos

La convocatoria también tiene espacio para reconocer la aportación de personas que a pesar de no haber nacido en la isla, la quieren y respetan y contribuyen a hacer de Formentera un lugar mejor.

En ese sentido, María Teresa Matilla recibió el galardón de hija adoptiva después de 35 años de residencia en los que se ha dedicado a la pintura artística y además a la docencia de esta especialidad. A lo largo de estos años han pasado por sus manos centenares de hombres y mujeres que han podido aprender técnicas con las que dar rienda suelta a sus espíritus creativos.
Matilla siente «una enorme responsabilidad y necesito compartir este reconocimiento con todos aquellos que me han acompañado a lo largo de este camino y que son parte de mi recorrido vital en las isla».

Teresa Matilla, hija adoptiva.

Miquel Ángel Riera ha sido el cura de Formentera en los últimos catorce años. Recientemente ha sido destinado a la parroquia de Santa Creu en Ibiza, pero los feligreses de la isla no le olvidan. Su impulso al mundo del asociacionismo juvenil y el acompañamiento de las familias necesitadas y la colaboración permanente con las entidades sociales, han dejado huella de su paso por Formentera.

La presidenta del Consell de Formentera, Ana Juan, aprovechó su discurso en el acto para felicitar a todos los premiados y declaró que «personas implicadas, dedicadas y comprometidas con Formentera han hecho de esta una sociedad mejor. Queremos una Formentera que viva en equilibrio, que ofrezca oportunidades a todo el mundo, que sea abierta, solidaria y acogedora; tenemos las herramientas y tenemos a las personas, como las que hoy han recibido estos reconocimientos, para conseguirlo».