Pep Planells en su puesto del Mercat Pagès. | Toni Planells

Pep Planells (Ibiza, 1963) es de Can Murtera. Tiene su finca en la zona de Santa Gertrudis dónde cultiva desde que le alcanza la memoria. De allí recolecta los productos que ofrece en su puesto del Mercat Pagès de Vila, dónde permanece desde hace más de tres décadas

¿Desde cuándo se dedica al campo?
— Pues empecé de bien pequeño, sembrando, regando y haciendo lo que hiciera falta. He estado toda la vida en el campo.

¿Hace mucho que está en el Mercat Pagès?
— Empecé a venir a ayudar a mi padre, de bien jovencnito, tendría unos 16 o 17 años. Entonces el Mercat Pagès estaba detrás de lo que ahora es el instituto de Santa María. Serían finales de los años setenta o primeros de los ochenta. Alí fue dónde empezó mi padre, pero estuvimos poco tiempo, enseguida nos trasladamos aquí (en la calle Vicente Serra i Orvay). Y aquí seguimos unos 30 años después.

En estos momentos, en el Mercat Pagés solo se ven dos puestos, ¿cuántos había entonces?
— Por lo menos habría una docena de puestos. Poco a poco la gente se ha ido jubilando y ahora ya solo quedamos dos, Catalina, que es la que más aguanta y yo. Nos conocemos de los tiempos en los que estábamos detrás de Santa María.

¿No se han ido renovando las concesiones de los puestos que se fueron vaciando?
— Ya ves que no. Alguna vez ha venido uno u otro pero después se han vuelto a ir.

¿No es rentable un puesto en el Mercat Pagès?
— Para mí sí. Yo he podido vivir de esto, del campo, toda la vida. Es un negocio familiar.

¿Toda la familia vive de lo que venden en el Mercat Pagès?
— No no. Tenemos otra frutería en la calle Abad y la Sierra, Frutas Murtera. Vivimos de lo que sembramos en el campo. En el mercado estoy yo hasta media mañana, después viene mi esposa y ya acaba ella.

¿Entre su mujer y usted se encargan del campo, de la frutería y del puesto del Mercat Pagès?
— No, como te he dicho es un negocio familiar, mi hijo también trabaja con nosotros, y mi nuera también.

¿Cómo se organizan?
— Por las mañanas mi mujer y mi nuera se encargan de montar la frutería. Cuando están listas mi nuera se queda allí y mi esposa viene a sustituirme. Entonces yo me voy al campo a trabajar con mi hijo.

¿Qué es lo que toca hacer ahora en invierno, sembrar, arar, recolectar algo?
— Siempre hay cosas que hacer en el campo. Ahora mismo hay que preparar para sembrar sandía y melón. El tomate y la patata ya lo tenemos sembrado, también tengo un pequeño invernadero con tomate sembrado desde hace un mes.

¿Las grandes superficies han hecho daño a este tipo de comercio?
— Yo pienso que un poco sí. Pero tampoco considero que sea una barbaridad, nuestro producto es local y de una calidad con la que no pueden competir los que ofrecen en estas grandes superficies. Lo que tenemos aquí es lo que cultivamos en nuestros propios terrenos, aunque es verdad que si en una época no tienes alguna cosa hay que buscarlo para tener algo. El cliente que lo reconoce es fiel y continúa consumiéndolo.

¿Como afrontan estos tiémpos que hemos pasado y con los que parece que se avecinan?
— Esto tiene pinta de que va a ser complicado. Piensa que los costes se están disparando cada vez más día tras día, ya me dirás cómo le echas gasóleo al tractor a dos euros para poder labrar. A esto súmale los abonos y todo lo demás que está subiendo los precios de esta manera tan bestial.

¿Se ha planteado subir los precios?
— Sí, claro. Habrá que subir precios y no tardaremos demasiado. De cara al verano supongo que ya los habremos subido.

Cara al futuro, ha comentado que su hijo y su nuera trabajan con usted, ¿considera que continuará el oficio familiar?
— De momento, como dices, mi hijo y mi nuera continúan en ello, sí. Si no se cansan, claro. Además a mi nieto, que tiene 12 años, parece que también le gusta mucho esto, pero el quiere ir más allá y pretende estudiar ingeniería agrónoma. Le gusta muchísimo, tendrías que verlo cómo se sube al tractor.

¿Sería capaz de decir cuantas generaciones de payeses llevan en su familia?
— Mi padre ya lo era, y mi abuelo también, de ahí para atrás tampoco te podría asegurar per seguramente. Piensa que antiguamente en Ibiza el trabajo del campo era prácticamente el que había.

De esta manera, con su nieto seguirá manteniendo este oficio ancestral en su familia?
— (Sonríe con orgullo) Pues parece que, si el nieto no cambia de opinión, sí).