Los chavales no pudieron resistir la tentación de probarse las gorras de los marinos. Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

Izquierda y derecha significan desde ayer, babor y estribor. Proa, popa, mástil o eslora son ya conceptos familiares para los 37 nuevos grumetes que la Armada española se ha encargado de formar. En apenas dos horas y sin necesidad de instrucción, los alumnos del colegio Can Cantó y del Club Náutico de Santa Eulària aprendieron entusiasmados los entresijos de un buque del Ejército y varios secretos sobre la vida en el mar.

El patrullero «Deva» fue el encargado de alojar a los pequeños tripulantes cuya edad no sobrepasaba los cinco años, que venían a sumarse a los 26, un poco más mayores, que componen la plantilla del barco. Algunos como Esther o Cristina, pagaron la inexperiencia, mientras que otros se movían sin problemas por un recinto extraño «y que marea».

Lo más llamativo de la excursión fueron, sin duda, las armas. Cañones y metralletas sorprendieron al personal, tanto por las explicaciones de los profesionales que siguieron el modelo «vigilantes de la playa, Rambo o playstation» para aclarar su funcionamiento, como por el hecho, según Coro «de que no disparan porque no tienen pilas». Aún así, insistió en que quería probarlas. Los proyectiles también despertaron el asombro de muchos de los allí presentes, incluyendo a los monitores, «porque en las películas de piratas son redondos», un pensamiento que pronunció para todos en voz alta Daniel.