Un momento de la celebración de la prueba que tuvo lugar ayer. FOTOS: GERMÁN G. LAMA.

N. I. Once profesionales y muchas ganas fueron los participantes de la VII edición de la Gran Carrera de Camareros que se celebró ayer por la mañana en Santa Eulària de Riu con motivo de las fiestas del Primer Domingo de Mayo.

En la puerta del ayuntamiento, dispuestos a tomar la salida, estaban desde veteranos como Simón, ganador en anteriores certámenes y que llena su curriculum con cuatro intervenciones en la prueba, hasta novatos como Javier, que completó por vez primera el recorrido por las calles del municipio ibicenco. El campeón de 1998, Coto, estaba dispuesto incluso «a saltar a la competición internacional, dado el alto nivel demostrado».

Los premios, aunque generosos, eran sólo una excusa para pasarlo bien, en cifras que oscilaban entre las 35.000 pesetas que recayeron en el primer clasificado, Eduardo Palomo, a las 20.000 del vencedor del año pasado que quedó en tercer lugar. Entre ambos, Miguel Molina. Además, un establecimiento privado realizó una concesión de 15.000 a la simpatía.

El baremo se estableció en función de dos apartados: el líquido que portaban al llegar a la meta y el orden de llegada. Este último punto fue el que impidió a Sergio García alzarse con el título, ya que su posición de líder durante el trayecto fue indiscutible.