Hasta ahora el Museo Barrau abría solo sus puertas de domingo a domingo. A partir de mañana podrán visitarse sus instalaciones todos los días de la semana. La historia de este museo -dedicado a la memoria del pintor impresionista Laureà Barrau y situado en el Puig de Missa de Santa Eulària- está llena de encuentros y desencuentros. Nació a la muerte del pintor por gentileza de sus esposa y musa. Berta Villier repartió la obra de Barrau entre el Ayuntamiento de Terrasa y la iglesia parroquial de Santa Eulària; tanto la casa en la que está situada el museo como todo lo que contiene -pinturas y algunos muebles del pintor- son propiedad privada de la iglesia; el párroco, Vicente Costa es el responsable vitalicio.

Durante muchos años, el museo estuvo completamente cerrado. El interior del inmueble se fue deteriorando paulatinamente; los lienzos de descascarillaban y enmohecían, al tiempo que la memoria de Barrau se perdía encerrada entre las cuatro paredes de una casa que nunca veía el sol. Fue precisamente una de las personas que habitaba en una de las dos viviendas incluidas en la casa, el escultor Ricardo Luciano, quien hace cuatro años se decidió a abrir el museo los domingos por la mañana.

Inés García, la persona que se hará ahora cargo de la apertura del Museo Barrau, vive en otra de las vivienda asociadas al inmueble. «Quizá sea la convivencia con las piezas que aquí se guardan lo que nos ha empujado a acondicionar, en la medida de nuestras posibilidades, el museo. Por mi parte, creo que es importante hacer algo en el marco de la cultura de la isla. Ahora solo falta que se impliquen un poco las instituciones», comenta.