El Partido Popular de Balears quiere desterrar de la política a Cándido Valladolid, presidente de la agrupación local, y a Vicente Serra, secretario general, a los que considera culpables del enrarecimiento político que ha sufrido la isla en los últimos meses. Por este motivo, no está dispuesto a permitir que se mantengan en activo y está dispuesto impedirlo a cualquier precio. Valladolid, a quien se refieren principalmente los comentarios de los dirigentes populares, es el principal inconveniente para que se recupere la alianza con el Grup d'Independents de Formentera (GIF), que permitió a los conservadores hacerse con las responsabilidades de gobierno del Ayuntamiento de Formentera y de que el equipo municipal de gobierno esté inoperativo.

El PP regional ha intentado que Valladolid, concejal electo, abandone la política local, al entender que no ha cumplido satisfactoriamente con las tareas que le habían sido encomendadas tanto en lo que se refiere a la formación como de las áreas municipales que le correspondían. Se da la circunstancia de que ambos se han hecho con el aparato del partido ante la retirada de militantes históricos, lo que dificulta su salida de la política.