Centenares de feligreses acompañaron ayer a la Custodia gótica en la tradicional procesión. FOTO: GERMÁN G. LAMA

C.CENTELLES A las siete de la tarde dio comienzo la misa de homenaje que precedió a la procesión del Corpus Chirsti. En la catedral de Eivissa, no cabía ni un alma más y algunos feligreses esperaban apaciblemente en la plaza de la iglesia a que diese comienzo la procesión. Al acto religioso acudieron, sobre todo y como cada año, ibicencos y residentes en la isla, pero también algún turista despistado que se encontró la procesión de frente y se quedó a observar la muestra religiosa.

Valía la pena, la pequeña Custodia gótica de la catedral lucía ayer en todo su esplendor transportada a hombros por varios párrocos. La precedían una treintena de niños, de entre siete y once años, vestidos de comunión. Las pequeñas portaban cestas de mimbre llenas de pétalos de rosas, que tiraban durante la comitiva en homenaje a la eucaristía que han recibido por primera vez en su vida, ya que la exaltación del cuerpo de Cristo -la hostia es el motivo central de la celebración del Corpus-.

Cabe recordar que la procesión se celebra en domingo -en lugar de en juevesdesde que fue trasladada por decisión de la Conferencia Episcopal, con motivo de la adaptación que se hico del calendario litúrgico civil. Tanto la misa, como la procesión fue presidida por el obispo de Eivissa, Agustín Cortés. El alcalde de Eivissa y otras autoridades también asistieron al acto y caminaron tras la imagen -junto al resto de los feligreses- hasta la parroquia de Sant Elm, tradicional destino de la procesión.