El vertedero de Eivissa se está convirtiendo en una fuente de alimentación no sólo para miles de gaviotas que encuentran entre los restos de comida su sustento, sino también para algunas aves protegidas que se están acostumbrando a la comodidad.

La Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife) ha advertido de que los vertederos son un arma de doble filo: por un lado, permiten sobrevivir a numerosas aves aunque, como contrapartida, a menudo éstas ingieren alimentos tóxicos, o incluso plásticos y otro tipo de residuos no comestibles, lo que les provoca la muerte.

En el caso de Eivissa, donde este año se sacrificarán 1.500 gaviotas para frenar la superpoblación, está demostrada la presencia en el vertedero de Roca Llisa de algunas especies como el xoriguer o la lechuza, que abandonan la vida salvaje en favor de la comida fácil. «En las islas la situación no es tan crítica, pero en la Península llegan a existir concentraciones de miles de cigüeñas en los vertederos. Y es una situación que puede extenderse», aseguran fuentes de SEO-Birdlife.